«El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado» (Prov. 11:25).
Michael Lewis, el autor del libro que dio origen a la película Un sueño posible, cuenta sobre un campamento de verano al que asistió cuando tenía catorce años. Se levantó la primera mañana rascándose las picaduras de mosquito, y caminó medio dormido hasta el comedor. Sobre la mesa había cajitas de cereal, suficientes para que cada niño tuviera una, pero no como para que cada uno tuviese el tipo de cereal que quería. Había aritos frutales y aritos de avena, pero también muchas cajas de ese cereal de salvado que… por decirlo finamente… no sabe nada bien.
Cuando sonó la campana el segundo día, comenzó una carrera precipitada. Los ganadores obtuvieron los aritos frutales; los perdedores, el salvado marrón. Para la tercera mañana, se hizo evidente que, en la carrera por los aritos frutales, algunos niños tenían ventaja. Eran más grandes y más rápidos, o simplemente tenían facilidad por conseguir lo que querían.
Luego de ese tercer desayuno, el director del campamento llamó a una reunión general. «Cuando estoy en la gran ciudad, nunca entiendo el rostro de la gente», dijo. «¡Se ve tan preocupada! ¡Tan insatisfecha!» Puso las manos en forma de pinzas de langosta, pellizcando el aire. «En la ciudad ves a la gente agarrando, agarrando, agarrando. Tomando, tomando, tomando… Pero, sin importar cuánto tenga, nunca es suficiente».
«Tú puedes elegir», continuó en tono serio. «Tienes que tomar una decisión. Puedes ser un dador o un acaparador… Tomas esa decisión cada día. Tomas esa decisión en el desayuno, cuando te apuras por agarrar el cereal que quieres para que los demás no puedan tener lo que quieren».
Michael recuerda que la cuarta mañana nadie comió los aritos frutales. «Los chicos se lanzaban las cajas de colores unos a otros, y se abalanzaban sobre el cereal antiestreñimiento como héroes de guerra abalanzándose sobre granadas de mano», dijo. «Incluso los niños más increíblemente egoístas hicieron lo posible para contribuir al bienestar general y no hubo ni una duda de que todos se sintieron más felices por eso».
Hoy, ¿te dedicarás a tomar o a dar? La decisión correcta puede ayudarte a estar mucho más contento… incluso con picaduras de mosquito. Kim