Ahora, como en los días de Israel, todo joven debe ser instruido en los deberes de la vida práctica. Cada uno debe adquirir cierto conocimiento de algún ramo manual por medio del cual, si fuera necesario, pudiera ganarse la vida. Esto es esencial, no sólo como una salvaguardia contra las vicisitudes de la vida, sino por su influencia sobre el desarrollo físico, mental y moral. Aun cuando fuese seguro que uno no habría de necesitar recurrir al trabajo manual para su sustento, se le debiera enseñar a trabajar. Sin ejercicio físico, nadie puede tener una constitución sana y salud vigorosa; y la disciplina del trabajo bien regulado, no es menos esencial para obtener un espíritu fuerte y activo que para adquirir un carácter noble.
Los alumnos que han obtenido conocimiento de los libros sin ad- quirir un conocimiento del trabajo práctico no pueden aseverar que tienen una educación simétrica. Las energías que debieran haberse consagrado a los quehaceres de diversos ramos, han sido descuidadas. La educación no consiste en usar solamente el cerebro. El trabajo físico es parte también de la educación esencial para todo joven. Falta una fase importante de la educación si no se enseña al alumno a dedicarse a un trabajo útil.
El ejercicio saludable de todo el ser dará una educación amplia y abarcante. Todo estudiante debe dedicar una parte de cada día al trabajo activo. Así adquirirá hábitos de laboriosidad y se fomentará en él un espíritu de confianza propia, y al mismo tiempo estará a salvo de muchas prácticas malas y degradantes que son a menudo resultado de la ociosidad. Y todo esto está de acuerdo con el obje- to primordial de la educación, porque al estimular la actividad, la diligencia y la pureza, nos ponemos en armonía con el Creador.
Libro Mensaje Para los Jóvenes
Sección 5—LA PREPARACIÓN PARA LA OBRA DE LA VIDA Cap. 51”
Por: Elena G De White
Colaboradores:Liseth Orduz & Nay Badillo