Más que una recopilación de las experiencias espirituales de otras personas, o que un registro de la antigua historia del Cercano Oriente, la Biblia es la Palabra de Dios. Por causa de ciertos clichés cristianos hemos ido restando importancia a esta frase, pero la Palabra de Dios denota que el Señor tiene la capacidad de crear, transformar, cambiar, generar, producir y afectar todo a través de la comunicación. Es sobrecogedor pensar que el origen de toda creación es la expresión y el sonido de origen divino. «En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad» (Juan 1: 1-4).
La Biblia es un libro que no solo contiene referencias históricas a ese momento cuando el Verbo de Dios afectó el curso de la historia, sino que es la Palabra de Dios. En el Salmo 33: 6, 9 declara que todo se hizo «por la palabra del Señor». El versículo 6 enfatiza el «soplo de su boca». El versículo 9 señala que Dios «habló y todo fue hecho»; es decir, Dios pronunció las palabras y eso significó la creación inmediata de todo lo que existe. ¡Mediante la simple palabra hablada!
Aunque en el ámbito de lo humano «para Dios no hay nada imposible» (Luc. 1: 37), en el ámbito de lo divino, Dios no puede ir en contra de lo que ha dicho (la Palabra de Dios), porque no solo lo ha dicho, ¡sino que también esa es su naturaleza! Tito 1: 2 declara que Dios «no miente», y Hebreos 6: 18 sostiene que «Dios no puede mentir». Es esta base la que refleja el poder de Dios para producir resultados y frutos en la vida del discípulo.
Isaías 55 destaca el poder de Dios a través de su Palabra. El versículo 7 presenta conceptos repetidos respecto a los pensamientos y los caminos del Señor y del ser humano. Al suplicar a la humanidad que busque a Dios y regrese a él, los malvados e injustos son amonestados para que abandonen sus caminos y sus pensamientos. Luego, los versículos 8 y 9 enfatizan los caminos y los pensamientos de Dios, que son mucho más elevados que los nuestros. Observemos el patrón que fluye de una declaración a otra: de mis pensamientos a tus pensamientos; de tus caminos a mis caminos; de mis caminos a tus caminos; y de mis pensamientos a tus pensamientos.
Primero, Dios nos ruega que dejemos atrás nuestros caminos y pensamientos. Segundo, enfatiza cómo nuestros caminos y pensamientos son diferentes de sus caminos y pensamientos. Luego, en el versículo 9, se señala que sus caminos y pensamientos no solo son diferentes, sino también superiores. Pero esta disparidad no es un problema, porque en la misma forma que la lluvia cae del cielo a la tierra, los caminos y pensamientos del Dios del cielo también descienden de lo alto.
Esta condescendencia se manifiesta doblemente en la Palabra escrita de Dios, la Biblia; asimismo lo hace a través de la Palabra viva de Dios (el Verbo), el Señor Jesucristo. Esta Palabra no regresará vacía a Dios, sino que hará aquello que agrada a Dios y prosperará en la intención que él tuvo al enviarla y enviarlo a él (u 11). El versículo 12 muestra las formas en que la Palabra de Dios es efectiva: en la transformación de los corazones de las personas, en el gozo en que el mundo creado reconoce a su Creador, en la eliminación de todo aquello negativo y en la eterna permanencia de todo lo que es positivo (v. 12).
El poder de Dios está presente en su Palabra (ver Mat. 22: 29; Mar. 12: 24). Este poder debe ser experimentado hoy por cada discípulo de Jesús. Hay tendencias actuales en la religión que niegan dicho poder y lo atribuyen a diferentes prácticas espirituales; sin embargo, el registro histórico y los relatos personales dan testimonio a través de los siglos, del poder de Dios que reside en su Palabra.
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020. 3er trimestre 2020 “Las Bases Del Discipulado” Lección 4: «EL PODER DEL DISCIPULADO: EL ESTUDIO DE LA BIBLIA« Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo