El perro de José acostumbraba a despedirse de él junto al portón de su casa y a esperarlo cuando llegaba de la escuela.
Después de una alegre bienvenida, se sentaba pacientemente en su alfombra hasta que José tenía tiempo
Si el niño se sentía triste, el perro también; y si estaba alegre, su mascota ladraba para mostrar su alegría. El animalito era fiel y obediente pasara lo que pasara. Bastaba que José lo llamara para que él saliera corriendo a su encuentro.
¿Y yo?
Los perritos son fieles y obedientes a sus amos. ¿Y tú? ¿Eres fiel y obediente a Jesús?
Mi oración para hoy
Querido Jesús, ayúdame a ser siempre fiel y obediente, así como tú eres fiel y obediente.
En la Biblia leemos:
«Si no somos fieles, él sigue siendo fiel» (2 Timoteo 2: 13).