¡Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion! ¡Vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa […] Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion. Isaías 52:1-2.
Edson Cholbi do Nascimento, más conocido como Edinho, el hijo del legendario Pelé, fue arquero del club de fútbol Santos durante la década de los noventa, el mismo club que lanzó a la fama a su padre unos cuarenta años antes. Edinho tiene en sí el potencial de su padre, lleva en sus genes la impronta real, sin embargo, fue detenido en diversas oportunidades por su conexión con el mundo de las drogas. ¿Cómo quedó atrapado Edinho en esta cruel dependencia? Es posible que comenzara por simple curiosidad. Tal vez porque las drogas estaban a su alcance o porque algunos «amigos» lo incitaron. Quizá buscó esta vía de «escape» como estrategia para evadir las situaciones dolorosas; mientras tanto, sus actos se fueron transformando en hábitos, sin que se percatara de ello; y aunque Edinho sigue siendo el hijo de quien llegó a ser considerado como el «rey del fútbol», la fuerza del hábito se ha transformado en la más poderosa de sus cadenas.
¿Cómo podría liberarse de las ataduras que lo sujetan? Es interesante notar que la hija de Sion mencionada en la cita bíblica de hoy recibe la orden de desatar sus propias cadenas. El padre desea verla libre y sufre por su esclavitud. La llama insistentemente para despertarla de su letargo. Con gusto la apoyará, la fortalecerá, le asegurará su presencia y hasta le dará ánimo y confianza; pero nadie más que ella podrá decidir romper con el hábito que la tiene encadenada. Despierta ‑le dice‑, date cuenta, decide hoy cortar con el lazo de esas cadenas. Pero hay algo más que debes hacer: remueve aquellos elementos del ambiente que te mantienen atrapada y en la soñolencia. Sacúdete el polvo del entorno. ¡Levántate! Se trata de una orden que resuena con poder. Los hábitos y las ataduras guardan una relación muy estrecha con nuestra salud física, mental y moral. Para ser integralmente sanos, tenemos la primordial tarea de conocer aquello que nos amarra o puede acabar destruyéndonos.
Y tú, ¿has identificado el hábito que te tiene esclavizado? Sea cual sea la naturaleza de tus cadenas, decide hoy mismo sacudir el polvo del ambiente y de tu pasado. Solo en la medida en que recuperes la voluntad y el dominio propio conseguirás un verdadero proceso (El ministerio de curación, cap. 8, p. 77). La orden es ¡levántate! ¡Suelta las ataduras de tu cuello! Recuerda que eres hijo del Rey celestial y, a diferencia del rey del fútbol, este Soberano es todopoderoso y está listo para socorrerte tan pronto como tú se lo pidas.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez