«Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» (Mat. 6:10).
Hace poco miré La princesa prometida. Las primeras escenas muestran a Buttercup, una hermosa princesa, dándole órdenes despiadadas a un peón bien parecido. Ella demanda que él haga una tarea tras otra.
«Granjero, lustra la montura de mi caballo. Quiero ver mi rostro brillando en ella en la mañana». «Granjero, búscame esa jarra».
La respetuosa respuesta de él siempre es la misma: «Como desees».
Entonces, el narrador explica que un día Buttercup se asombra al descubrir que «cuando él decía ‘Como desees, lo que quería decir era ‘Te amo».
Ella también se da cuenta de que lo amaba y se besan al atardecer. Entonces el peón, que se llama Westley, se marcha en busca de fortuna y de ser digno de casarse con Buttercup. Le siguen todo tipo de aventuras.
Esta película se estrenó en 1987, así que la versión en Blu-ray que yo vi incluía algunas particularidades de cómo se convirtió en un clásico de culto. Una de las reflexiones contaba el modo en que los espectadores habían adoptado la frase “Como desees». Algunas parejas grabaron esas palabras en sus alianzas; una mujer las tatuó en la parte de atrás de su cuello; y otra familia la escribió con esténcil en una pared de su casa. «Como desees» ha llegado a ser un símbolo del verdadero amor.
Piensa en lo que sucedería si usáramos esas palabras generosamente en nuestras interacciones diarias. ¿Qué pasaría si, cuando tus padres te piden que limpies tu habitación o hagas tus tareas escolares, en lugar de discutir, simplemente dijeras: «Como desees»? Cuando tu profesor te dice que tires el chicle o que guardes el celular, ¿qué tal si dijeras «Como desees», y lo hicieras?
Esa es la actitud que vemos en Jesús. Cuando, en el jardín del Getsemaní, le dijo a su Padre celestial: «No se cumpla mi voluntad, sino la tuya» (Luc. 22:42). estaba diciendo, básicamente, «Como desees».
Si bien la frase «Como desees» puede ayudarnos en todas nuestras relaciones, la mejor manera de utilizarla es como lo hizo Jesús: en relación con Dios. «Dios, como tú desees… que todo lo que haga sea como tú quieres». Lori