Jesús contó la historia de un muchachito que, cansado de estar en su casa, le pidió a su papá el dinero que le pertenecía y se fue lejos. En poco tiempo, se gastó todo el dinero y comenzó a pasar hambre, porque no tenía con qué comprar comida. Entonces, se sintió triste de haber abandonado su casa y a su familia y decidió regresar. Para su sorpresa, su papá lo estaba esperando y lo invitó a entrar a la casa.
¿Y yo?
Aunque el hijo pródigo se portó muy mal, su papá lo recibió con gozo.
Así, como ese papá, es Jesús: siempre te recibe con los brazos abiertos.
Mi oración para hoy
Querido Padre, yo quiero estar siempre a tu lado.
En la Biblia leemos:
«»Porque este hijo mío […] se había perdido y lo hemos encontrado». Comenzaron la fiesta» (Lucas 15: 24).