«El hombre de bien se nutre con sus palabras; el desalmado se nutre de violencia» (Proverbios 13:2).
Felipe es un joven sumamente pesimista en los diferentes ámbitos de su vida. Tiene una baja autoestima, no cree que pueda obtener buenas notas en el instituto y se considera víctima de las injusticias de la vida. Por las tardes, pasa muchas horas escuchando música, viendo películas y visitando diversas páginas de Internet. En tales medios, se da cuenta de que él no es tan rico, atractivo o simpático como los chicos que aparecen como triunfadores; además, ninguna de esas chicas se fijará en él. Eso consolida sus frustraciones y pesimismo. El joven cree que su vida es miserable e incluso le asaltan pensamientos suicidas.
El psiquiatra español Enrique Rojas dice que hay dos factores que afectan negativamente una mente preocupada: la inactividad y la soledad. Además, enumera algunos de los pensamientos negativos que suelen asaltar la mente humana (No te rindas, Madrid: Planeta, 2011, págs. 113-114):
Rencor hacia personas que creemos que nos han tratado injustamente. Es decir, sentirse dolido y no olvidar.
Insatisfacción e impotencia debido a nuestra situación actual.
Envidia hacia los que consideramos que están mejor que nosotros.
Recordar errores cometidos en el pasado y que, por consiguiente, ya no tienen remedio.
Temor ante cosas que podrían acontecer en el futuro, es decir, adelantarse en negativo.
Preocupación por lo que deben pensar los demás de nosotros.
¿Acaso eres una persona llena de pensamientos pesimistas? ¿De qué estás alimentando tu mente? ¿Te das cuenta de que todo eso tendrá consecuencias en tu manera de pensar y actuar? Las palabras influyen en el estado de ánimo y en la formación de criterios personales, entre otras cosas. Por eso hay que cuidar todo aquello que impacta sobre nuestros pensamientos: la música, los programas de televisión, las películas, las páginas de Internet y los amigos. Todo ello nos transforma y nos hace semejantes a lo que entra por nuestros sentidos. Sí, somos el resultado de aquello que escuchamos, contemplamos o palpamos. Por lo tanto, hemos de cuidar las avenidas del alma lo mejor posible, porque nuestra mente es parte del templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).
Por otro lado, hay que evitar la ociosidad y la soledad. Es mejor que tengas algún tipo de actividad de servicio a la comunidad, deportiva, cultural o académica en tus horas de ocio y aprendas a integrarte en un círculo social. Eso será una excelente vacuna en contra del pesimismo.
Pide hoy al Señor que te ayude a cuidar tu mente y llenarla de palabras edificantes y positivas.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020 «Una Nueva Versión de Ti» Por: Alejandro Medina Villarreal Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez