«Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto». Santiago 5: 15-18
SI HEMOS OFENDIDO a un amigo o cualquier otra persona, hemos de reconocer nuestra falta, y tenemos el deber de perdonar. Entonces hemos de procurar el perdón de Dios, porque el hermano a quien hayamos herido es la propiedad de Dios, y al herirlo había pecado contra su Creador y Redentor. El caso para nada se ha de presentar ante ningún sacerdote, sino ante el único Mediador, nuestro Sumo Sacerdote, quien fue «tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado», y «puede compadecerse de nuestras debilidades»; pues «si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiamos de toda maldad» (Heb. 4: 15; 1 Juan 1: 9). […]
La verdadera confesión es siempre de carácter específico y reconoce pecados concretos. Pueden ser de tal naturaleza que hayan de ser presentados solamente ante Dios, pueden ser ofensas que se tengan que confesar a alguien que haya sido dañado por causa de ellos, o pueden ser de tipo general que deban ser presentados ante el grupo concernido. Pero toda confesión ha de ser directa y clara, reconociendo los pecados de los cuales se sea en concreto culpable. […]
La confesión no será aceptable ante Dios sin un arrepentimiento y reforma sinceros. Ha de haber cambios decididos en la vida; todo lo que ofende a Dios ha de ser puesto a un lado. Este será el resultado de una tristeza genuina por el pecado.— Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 600-602.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «FAMILIARIZÁNDONOS CON LA MISERICORDIA DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez