Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Salmos 103:1, RV95.
El Salmo 103 es de una belleza inigualable. Escrito por David, inspirado por su estrecha relación con Dios, manifiesta los más bellos sentimientos de alabanza y agradecimiento del Salmista, a pesar de que se hallaba en medio de una vida atribulada y llena de sinsabores.
El Salmo 103 lleva, en varias versiones de la Biblia, el título «Alabanza por las bendiciones de Dios». Y eso es lo que quiero que hagamos esta mañana: analizar cuatro de esas bendiciones que nos da el Señor y por las que debemos alabarlo. El objetivo es que aprendamos a alabarlo por todo lo que nos da y de lo cual, a veces, ni somos conscientes.
‑La primera razón para bendecir a Dios es porque «perdona todas tus maldades» (vers. 3); muy al contrario de lo que hacemos nosotros, los seres humanos. «Ya te he perdonado muchas veces lo mismo», le anunció una esposa a su marido el día en que decidió separarse de él. Es penoso saber que incluso las mujeres cristianas nos cansamos de perdonar. ¿Te has puesto a pensar que Dios nunca se cansa de perdonarte a ti?
‑ La segunda razón es porque él «sana todas tus dolencias» (vers. 3), tanto las físicas como las emocionales y espirituales. Una hermana oró durante cuatro años para poder perdonar a otra que le había hecho daño en el trabajo, y finalmente Dios cambió tanta amargura en amor y respeto hacia su verdugo.
‑ Una tercera razón para bendecirlo es porque «rescata del hoyo tu vida» (vers. 4) y hay hoyos que son verdaderamente profundos; tanto, que parece imposible poder practicar un rescate. Sin embargo, no hay nada imposible para Dios. Alabémoslo por eso.
‑La cuarta razón para bendecirlo es porque «sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila» (vers. 5). Como sabrás, vivimos en la era del rejuvenecimiento. Nadie quiere parecer mayor y, de hecho, la gente paga mucho dinero y está dispuesta a sufrir bastante para lucir más joven. Pero Dios nos provee gratuitamente un rejuvenecimiento que no es exterior, sino interior. Nos ayuda a sentirnos jóvenes por dentro, perdonándonos, rescatándonos, sanándonos y satisfaciendo todas nuestras necesidades. Será que necesitas más razones para alabarlo en el día de hoy?