El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. Apocalipsis 22:17.
El agua es otro elemento natural que puede ser utilizado para prevenir o combatir las enfermedades. Tanto las personas sanas como las enfermas obtienen grandes beneficios al usarla interna o externamente.
En el caso de su uso interno, se ha dicho que beber entre seis a ocho vasos de agua diariamente es la cantidad recomendable para un adulto, sin embargo, se pueden maximizar sus beneficios, teniendo en cuenta la temperatura y el horario de su consumo. Por ejemplo, beber dos vasos de agua al levantarse ayuda a activar los órganos internos; beber dos vasos de agua (caliente) treinta minutos antes de las comidas favorece una mejor digestión; un vaso de agua antes de tomar una ducha disminuye la presión arterial; mientras que un vaso de agua antes de acostarse evita un posible derrame cerebral o un ataque al corazón. Todos los sistemas del cuerpo se ven favorecidos por el consumo abundante de agua.
Aplicada externamente, un baño de agua fría tomado en la mañana tonifica el organismo, mientras que los baños calientes ayudan a eliminar las impurezas calman los nervios y regulan la circulación. De la misma manera, los baños tibios colaboran con la regulación del sistema nervioso y circulatorio. Es admirable cómo Dios ha provisto reconstituyentes tan sencillos y eficaces al alcance de todos.
No obstante, la disponibilidad de este elemento vital depende en gran parte de las condiciones climáticas y algunos predicen que en las próximas décadas el suministro de agua para gran parte de la población mundial será catastróficamente bajo. Así lo señla Igor Shiklomanov, director del Instituto Hidrológico de San Petersburgo en su artículo «World Water Resources, A New Appraisal and Assessment for the 2 Ist Century» [Recursos hídricos mundiales. Un nuevo diagnóstico y evaluación para el siglo XXI], publicado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés) en 1998.
Pero hay un agua de mucho más valor: el agua de vida, disponible para toda alma sedienta. «Si alguien tiene sed, venga a mí y beba» (Juan 7: 37), dijo Jesús, porque «el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Juan 4:14). No obstante, las Escrituras predicen que «ciertamente vienen días, dice Jehová, el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová» (Amós 8:11).
Evidentemente, la disponibilidad de agua es un privilegio que muchas veces pasa inadvertido y se valora solo cuando escasea.
Apreciemos hoy el agua de vida que asegura un poder vivificador capaz de renovar el ser entero.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez