Pondré en ellos un corazón y un espíritu nuevo. Les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible. Ezequiel 1:19, RVC.
Un trasplante de órganos consiste en la sustitución de un órgano dañado por otro que funcione de manera saludable. La técnica fue implementada exitosamente por primera vez en 1954 por el equipo médico del Peter Bent Brigham Hospital de Boston (EE. UU). Actualmente miles de personas se benefician cada año de esta técnica, lo que les permite prolongar la vida a muchos enfermos. Sin embargo, el trasplante pareciera afectar no solamente los aspectos físicos, sino también la personalidad de los trasplantados. Especialmente aquellos que han sido trasplantados del corazón han notado cambios importantes en sus actitudes, su conducta, sus preferencias en la comida, la música, el arte e incluso sus apetencias sexuales, después de la cirugía. Y estos cambios parecieran estar relacionados con la personalidad del donante. Los investigadores Paul Pearsall, de la Universidad de Miami, Gary Schwartz y Linda Russek de la Universidad de Arizona, con el objetivo de evaluar si los cambios de personalidad coincidían con la historia de los donantes entrevistaron minuciosamente a diez personas que habían recibido un trasplante de corazón. Aunque algunos de los cambios en los trasplantados podían estar influenciados por el conocimiento de las características del donante, en muchos casos las coincidencias fueron incomprensibles. Para explicar este fenómeno, los investigadores propusieron la teoría de la memoria celular, que sostiene que cada célula del organismo alberga la información de nuestra personalidad, la que podría ser traspasada junto con el órgano donado, dando una explicación sobre tales paralelismos.
Aunque la ciencia no ha mostrado suficiente evidencia para sostener esta teoría, y la escasa evidencia puede ser seriamente cuestionada desde el punto de vista metodológico y/o espiritual, el ejemplo es útil para ilustrar el cambio de corazón que Dios propone en el versículo de hoy: «Pondré en ellos un corazón y un espíritu nuevo. Les quitaré el corazón de piedra que ahora tienen, y les daré un corazón sensible». Nuestro corazón duro, egoísta e insensible a las necesidades ajenas necesita ser cambiado por uno mejor. Un corazón, como el de Cristo, que manifieste el amor al prójimo como a sí mismo, es lo que tú y yo necesitamos. La cirugía es gratuita e Inmediata, si aceptamos la intervención divina. Y los cambios se verán reflejados en nuestra personalidad: nuestra conducta, nuestros pensamientos, y nuestras acciones serán desinteresadas y llenas de amor, tales como los de Jesús.
Puedes aceptar el cambio que te dará la oportunidad de vivir y transformará tus inclinaciones hasta alcanzar la imagen de Cristo, nuestro gran donador.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez