«El Señores, con los que lo honran, tan tierno como un padre con sus hijos» (Sal. 103:13, DHH).
¿Sabes que no tienes que comprar ningún regalo para el Día del Padre? Por dos razones: primera, a los padres no se les ocurre qué quieren de regalo, más allá de «un poco de paz y tranquilidad», y todos sabemos que eso está fuera de tu presupuesto. La segunda razón es que los padres no consideran que merecen un gran alboroto. Sus responsabilidades no son abrumadoras. Las madres son las que nos dan a luz: un proceso que suele tener momentos de incomodidad y dolor.
Las madres también se preocupan por la seguridad de sus hijos; pero los padres son diferentes. Si te acuerdas de cuando eras pequeño, recordarás que las actividades más peligrosas en las que participaste como familia probablemente fueron idea de tu papá. Cuando alguien en el Safari de leones dice: «Veamos si podemos obtener una mejor fotografía saliendo del vehículo», probablemente sea papá el que habla.
Los padres son los que te enseñan a andar en bicicleta dándote un buen empujón. Los padres son los que están en el borde de la piscina gritando: «¡Empújalo para que aprenda a nadar!». ¡Splash! «Dale un momento al niño; ya va a salir a la superficie. Es un instinto. En realidad… emmm… bueno, me voy a tener que mojar»
En la mayoría de los países de Latinoamérica, este domingo se celebrará Día del Padre; recuerda que tu papá tiene algo de mérito por el hecho de tú existes, pero prácticamente no le debes nada por seguir con vida ahora. Así que no rompas la alcancía para comprarle un regalo. Además, el gozo padre es darte regalos a ti; quizá no todo lo que desea tu corazón, pero así, quiere ser el proveedor.
Dios se describe a sí mismo como tu Padre celestial. Él no te garantiza que te mantendrá a salvo de todo problema, pero se goza en proveer para tus necesidades. Y a cambio, no pide mucho: solo que pases un poco de tiempo con él en paz y tranquilidad. Como ves, muy parecido a nuestros padres terrenales. Kim.