«Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos. Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. ¿Por qué, entonces, criticas a tu hermano? ¿O tú, por qué lo desprecias? Todos tendremos que presentarnos delante de Dios, para que él nos juzgue». Romanos 14: 7-10, DHH
NINGUNA PLANTA GERMINA, crece o da fruto para sí misma, sino que «da semilla al que siembra y pan al que come» (2 Cor. 9: 10). Tampoco nadie ha de vivir para sí mismo. El cristiano está en el mundo como representante de Cristo para la salvación de otras almas.
No puede haber crecimiento o fructificación en la vida de quien se centra en sí mismo. Si hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador personal, tenemos que dejar de lado nuestros egos y tratar de ayudar a los demás. Hablemos del amor de Cristo, de su bondad. Cumplamos con todo deber que se nos presente. Ayudemos a sobrellevar las cargas que agobian los corazones del prójimo, y por todos los medios que estén a nuestro alcance tratemos de salvar a los perdidos. A medida que asumimos el talante de Cristo —de amor desinteresado y de solidaridad con los demás—, iremos creciendo y dando frutos. La gracia del Espíritu madurará el carácter. Aumentará nuestra fe, las convicciones se profundizarán y el amor se perfeccionará. Reflejaremos cada vez más la semejanza de Cristo en todo lo que es puro, noble y bello.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 3, p. 47.
El divino propósito es conformar a sus siervos diariamente a la imagen de Cristo y hacerlos «participantes de la naturaleza divina» (2 Ped. 1: 4), para que lleven fruto en abundancia. Su deseo es que los que pertenecen a su pueblo, por medio de una experiencia real en la verdad del evangelio, se conviertan en misioneros leales, poderosos, confiables y experimentados. Y espera que así presenten resultados mucho más elevados, sagrados y concretos que los que han sido revelados hasta el momento en nuestros días.- Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 198.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «Para Familiarizarnos con las acciones de Dios» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez