Debería haber un interés vivo y creciente en llenar la mente de la verdad bíblica. El precioso conocimiento así adquirido erigirá una barrera en derredor del alma, de manera que aunque esté acosada por la tentación tendrá una firme confianza en Jesús por medio del conocimiento de Aquel que nos ha llamado a su gloria y virtud. ‑Consejos sobre la obra de la escuela sabática, pp. 38, 39.
Desde el tiempo en que los padres de Jesús le encontraron en el templo, su conducta fue un misterio para ellos. No quería entrar en controversia; y, sin embargo, su ejemplo era una lección constante. Parecía puesto aparte. Hallaba sus horas de felicidad cuando estaba a solas con la naturaleza y con Dios. Siempre que podía, se apartaba del escenario de su trabajo, para ir a los campos a meditar en los verdes valles, para estar en comunión con Dios en la ladera de la montaña, o entre los árboles del bosque. La madrugada le encontraba con frecuencia en algún lugar aislado, meditando, escudriñando las Escrituras u orando. De estas horas de quietud, volvía a su casa para reanudar sus deberes y para dar un ejemplo de trabajo paciente. ‑El Deseado de todas las gentes, p. 69.
Cualquiera que sea vuestra disposición, Dios puede amoldarla de tal manera que llegue a ser mansa y semejante a la de Cristo. Por el ejercicio de una fe viva podemos separarnos de todo lo que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios, y así poner el cielo en nuestra vida terrenal. Haciendo esto, tendremos alegría a cada paso. Cuando el enemigo procure envolver con tinieblas el alma, cantemos y hablemos con fe, y encontraremos que cantando y hablando habremos pasado a la luz.
Somos nosotros los que nos abrimos las esclusas de la desgracia o las del gozo. Si permitimos que las dificultades y trivialidades de la tierra embarguen nuestros pensamientos, nuestro corazón se llenará de incredulidad, lobreguez y resentimientos. Si fijamos nuestros afectos en las cosas de lo alto, la voz de Jesús hablará a nuestro corazón, las murmuraciones cesarán, y los pensamientos afligentes se transformarán en alabanzas a nuestro Redentor. Los que se espacian en las grandes misericordias de Dios, y que no se olvidan de sus beneficios menores, se ceñirán de alegría, y habrá en su corazón melodías para el Señor. Entonces disfrutarán de su trabajo. Permanecerán firmes en sus puestos del deber. Tendrán un genio plácido, un espíritu confiado. ‑Consejos para los maestros, p. 222.
Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. Efesios 5:19.
La melodía de la alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en contacto con la tierra, se oye música y alabanza, «acciones de gracia y voz de melodía».
Por encima de la tierra recién creada, hermosa e inmaculada, bajo la sonrisa de Dios, «a una cantaron las estrellas de la mañana, y gritaron de alegría todos los hijos de Dios». Los corazones humanos, simpatizando con el cielo, han respondido a la bondad de Dios con notas de alabanza. ‑La fe por la cual vivo, p. 244.
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
2do. trimestre 2020 “COMO INTERPRETAR LA BIBLIA”
Lección 13: «CÓMO VIVIR DE ACUERDO CON LA PALABRA DE DIOS»
Colaboradores: Rosalyn Angulo & Esther Jiménez