«No reprendas al blasfemo, y no te aborrecerá; corrige al sabio, y te amará» (Proverbios 9: 8).
La manera en la que reaccionas ante una crítica revela lo que llevas dentro. ¿Qué haces cuando alguien te amonesta firmemente? ¿Te molestas? ¿Te defiendes? ¿Se lo agradeces? A nadie le gusta recibir una reprensión, pero, ¿te has puesto a pensar en lo que eso conlleva?
Es cierto que no falta la gente imprudente que acostumbra a lanzar puyazos verbales a diestra y siniestra. No me refiero a esos individuos. Más bien, se trata de aquellas personas honorables que tienen el valor de acercarse a ti para invitarte a cambiar de actitud.
Nunca olvidaré a un experimentado pastor que servía como director del Departamento de Jóvenes en la Asociación de Baja California (México). Entonces, yo era el líder de la Federación de Jóvenes de mi zona y anciano de la congregación a la que asistía. Sin embargo, me sentía sumamente atraído por una chica del colegio que no compartía mis creencias y, al parecer, era bien correspondido. Una de esas tardes le conté al pastor que estaba a punto de iniciar una relación sentimental con esa chica. Amablemente, él me invitó a sentarme y me reprendió como nunca nadie lo había hecho en toda mi vida. Abrió su Biblia y me explicó que la elección de una novia es algo de gran relevancia para un joven, por lo que Dios debe ser parte de dicha decisión. Después de toda su disertación, le pregunté:
—¿Y qué va a pasar si, a pesar de todo, decido salir con ella?
De pronto, sus ojos verdes me miraron chispeantes, y me dijo sin titubear:
—Entonces, me vas a entregar todos los cargos de la iglesia en este instante. Te confieso que no me esperaba tal respuesta. Me quedé pensando un momento y le dije que prefería renunciar a la chica. Él sonrió, me abrazó y oró conmigo sabiendo que me había arrancado algo que, en ese momento, era importante para mí. El tiempo demostró que aquel noble pastor tenía razón. Hasta el día de hoy le agradezco su valor de reprenderme como lo hizo, con el alto riesgo de ser malinterpretado.
Cuando alguien se atreva a amonestarte de manera oportuna para corregir alguna mala actitud en tu vida, dale las gracias. Si lo hace, es porque le interesas y está dispuesto a correr el riesgo de recibir un insulto o un desprecio de tu parte con tal de ayudarte.
Esta mañana pide a Dios que te ayude a reaccionar de la mejor manera ante una corrección.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020
«Una Nueva Versión de Ti»
Por: Alejandro Medina Villarreal
Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez