El libro de Levítico esboza los deberes sacerdotales, así como el sistema de sacrificios practicado en el santuario terrenal. Para tratar con nuestro pecado, Dios estableció un sistema que, asimismo, expresa su amor por nosotros (Rom. 5: 8; Heb. 9, 22). El mismo libro también describe la conducta que Dios esperaba de su pueblo, que fuera un pueblo santo ante él y un canal de bendiciones para ello y para las naciones circundantes.
Dios quería enseñar a su pueblo una cultura y un estilo de vida enraizados en el amor, no en prácticas egoístas cimentadas en deseos sensuales.
Debemos recordar que Dios acababa de liberar a los hijos de Israel de Egipto, donde habían sido esclavos durante aproximadamente cuatrocientos años. En todo ese tiempo estuvieron expuestos a muchas de las costumbres de Egipto y las hicieron suyas. Además, Dios los estaba guiando de regreso a Canaán, donde también había costumbres y prácticas consideradas como abominaciones por el Señor. Dios quería enseñar a su pueblo una cultura y un estilo ele vicia celestiales que estaban enraizados en el amor, no en prácticas egoístas cimentadas en deseos sensuales.
A través ele Moisés, Dios dio instrucciones concretas respecto a la forma en que los sacerdotes debían celebrar los servicios rituales que apuntaban a la sangre que Cristo derramaría como máximo sacrificio para el perdón de nuestros pecados (Juan 1: 29). Dios quiso demostrar que es un Dios de amor que el perdón de nuestros pecados para que podamos estar en comunión con él. Cuando alguien sacrificaba un animal, se quedaba una impresión duradera en su mente que lo llevaba a aborrecer el mal y a apartarse de él.*
Dios también quiso enseñar que si él puede perdonarnos, nosotros también debemos perdonarnos unos a otros (Efe. 4: 32). Desear vengarse y guardar rencor a alguien que nos ha hecho daño es un rasgo que él no desea ver en el carácter de sus hijos (Éxo. 2: 13; Lev. 19: 18). Su pueblo debe ser un pueblo amoroso; un pueblo con un carácter moral muy diferente al de las naciones que lo rodean (1 Ped. 4: 8-9).
PARA COMENTAR
1. ¿Has aceptado la realidad de que Dio te ha perdonado mediante el sacrificio de su Hijo, Jesucristo?
2. ¿Qué te impide extender tu perdón hacia los demás?
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2019.
3er trimestre 2019 “Servir a los necesitados”
Lección 2: «Modelo para un mundo mejor»
Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo