EL SEÑOR DICE QUE RETRAIGAS «del sábado tu pie» «para no profanarlo» (Isa. 58: 13; 56: 2); ya que es el sagrado día de reposo del cual se habla en el capítulo 31 del libro del Éxodo, y que Dios declara que es una señal entre él y su pueblo. Mediante la observancia de este «día sagrado» (Gén. 2: 3, DHH) mostramos al mundo que reconocemos que «en seis día hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó el séptimo día» (Éxo. 20: 11). En forma ferviente e infatigable debemos llevar el mensaje que,se nos ha dado, no sea que el tiempo transcurra y la gente no sea advertida.
Se me rompe el corazón al ver cuánto o de lo que debiera hacerse queda sin ser realizado. Los embajadores de Dios deben mantener una conexión viviente con él. «Ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas» (Isa. 54:2). Nuestras vidas deben ser puras, santas y estar listas para el gran día que pronto tomará porsorpresa al mundo. Cuando los hijos de Dios estén imbuidos con el espíritu del Maestro, verán en su derredor almas […] que están pereciendo en el pecado, y dedicarán todo su esfuerzo para salvar a los que están cerca — aún en sus propios hogares — y a los que están lejos. El esfuerzo ferviente y consagrado que se hace en favor de aquellos que están fuera del redil no deja tiempo para la vacilación ni la duda.
No debe haber ningún tipo de egoísmo, porque eso conduce a la idolatría. Se debe iluminar las mentes que están en tinieblas e ignorancia acerca de las verdades de la Palabra de Dios. La transgresión del cuarto mandamiento abrió una brecha en la ley de Dios. Se le debe dar al mandamiento del sábado el lugar que le corresponde en la ley, y tiene que ser presentado ante el mundo por aquellos que perciben y comprenden su importancia. De los que actúan unidos, y cumplen fielmente con su parte en construir «los cimientos de generación y generación» con paciente y perseverante esfuerzo, se dirá: «Tú serás conocido como reparador de ruinas y restaurador de calzadas otrora intransitables» (ver Isa. 58: 12, RVC).
No hay excusa para los que tienen la luz de la verdad presente y dejan de compartirla con los demás. […] Dios llama a todos a su servicio. Tenemos una gran labor por delante, cooperando con él como su mano y su voz ayudadoras. Satanás arroja su sombra infernal en la senda de todos, tratando de eclipsar la verdad probatoria para estos últimos días. Debemos hacer oír el mensaje de advertencia a la raza caída. Debemos presentara todo el mundo las demandas de la ley de Dios, de tal manera que cuando Cristo venga no los halle desleales, del lado del apóstata. Hemos de ser la «voz del que proclama en el desierto: «Preparen el camino del Señor; enderecen sus sendas»» (Mat. 3: 3, RVC). — Manuscrito 22, 3 de marzo de 1901, «Diario».