Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. Romanos 12: 18, NVI.
Mientras vivía en Francia, planifiqué un viaje a España, y traté de crear un plan y una ruta para visitar algunos lugares espectaculares. Había varios españoles estudiando en el colegio en Francia, así que un día hablé con uno de ellos en el comedor acerca de mi viaje, y me dijo simplemente: «Asegúrate de no perderte Segovia. No te decepcionará».
Nunca antes había escuchado de Segovia, pero confié en la sugerencia de mi amigo y la incluí en mis planes de viaje. Déjame decirte que Segovia resultó ser uno de mis lugares preferidos en mi viaje a España.
Al acercarnos a Segovia, pude ver a la distancia que el casco antiguo de la ciudad está situado en lo alto de un monte y rodeado por una muralla. A lo lejos se puede divisar también un imponente castillo con torres y miradores puntiagudos, conocido como el alcázar de Segovia. Parece como de cuentos de hadas. Un par de estrechas aberturas en las murallas de la ciudad permiten que los visitantes conduzcan hacia las calles increíblemente estrechas de la ciudad vieja. ¡Algunas calles son tan estrechas que tuve que bajar las ventanillas del auto y plegar los espejos laterales para poder pasar!
En el centro de la ciudad había una antigua catedral maravillosa, y más adelante estaba el acueducto que traía agua a la ciudad. Ese acueducto, construido por los romanos, tiene casi dos mil años de antigüedad. Durante toda mi estadía allí, ¡parecía que me encontraba con una sorpresa espectacular cada vez que doblaba en una esquina! Me impresionaron las murallas de la ciudad, que fueron construidas para defenderla en caso de guerra, lo que es un poco triste.
Vivimos en un mundo pecaminoso, pero nuestro versículo de hoy nos muestra cómo, idealmente, deberíamos vivir en paz con todos.