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LA DEIDAD.
Apocalipsis comienza con un saludo similar al que encontramos en las cartas de Pablo. Evidentemente, el libro fue enviado como una carta a las siete iglesias de Asia Menor en los días de Juan (ver Apoc. 1:11). Sin embargo, Apocalipsis no fue escrito para ellas solamente , sino para todas las generaciones de cristianos a lo largo de la historia.
Lee Apocalipsis 1:4 y 5; y Romanos 1:7. ¿Qué saludo común se encuentra en ambos pasajes, y de quién es el saludo?
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Ambos textos ofrecen un saludo epistolar: “Gracia y paz a vosotros”. Esta frase consta del saludo griego charis (“gracia”) y el saludo hebreo shalom (“paz”, “bienestar”). Como podemos ver en estos versículos, los dadores de la gracia y la paz son las tres personas de la Deidad. Dios el Padre se identifica como “el que es y que era y que ha de venir” (ver Apoc. 1:8; 4:8). Esto alude al nombre divino Yahvéh, “YO SOY EL QUE SOY” (Éxo. 3:14), que se refiere a la existencia eterna de Dios. El Espíritu Santo se menciona como “los siete espíritus” (cf. Apoc. 4:5; 5:6). Siete es un número de plenitud. “Los siete espíritus” significa que el Espíritu Santo está activo en cada una de las siete iglesias. Esta imagen se refiere a la omnipresencia del Espíritu Santo y a su obra constante entre el pueblo de Dios a lo largo de la historia, que le permite a este cumplir con su llamado. Tres títulos identifican a Jesucristo: “El testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra” (Apoc. 1:5). Se refieren a su
muerte en la Cruz, a su resurrección y a su reinado en el cielo. Luego Juan especifica lo que hizo Jesús: “Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados, al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre” (Apoc. 1:5, 6, NVI). La frase “nos ama”, del griego original, se refiere al amor constante de Cristo, que abarca el pasado, el presente y el futuro. El que nos ama nos ha librado de nuestros pecados con su sangre. En griego, el verbo “librado” se refiere a un acto acabado en el pasado: cuando Jesús murió en la Cruz, proveyó una expiación perfecta y completa por nuestros pecados.
- Efesios 2:6 y Filipenses 3:20 describen a los redimidos como a quienes Dios resucitó e hizo sentar con Jesús en los lugares celestiales. ¿Qué podría significar eso, y cómo disfrutamos actualmente de este estatus glorioso en Cristo como “reyes y sacerdotes” (Apoc. 1:6) mientras aún estamos en este mundo maldito de pecado? Este hecho ¿cómo debería afectar nuestra manera de vivir?
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2018. 1er trimestre 2019
“El libro de Apocalipsis”
Lección 1: “El Evangelio de Patmos»