Una de las mejores cosas de ser cristiano es saber que vendrán días mejores. Podemos tener la seguridad de que hay más en la vida que solo Io que vemos ahora mismo. Incluso si las cosas parecen ser terribles hoy, Dios nos ha prometido días perfectos por venir.
Los siguientes versículos son un recordatorio de cómo será la vida cuando Dios haga todo nuevo y perfecto:
«Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor: porque todo lo que antes existía ha dejado de existir». El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas»» (Apocalipsis 21: 1-5).
«El ángel me mostró un río limpio, de agua de vida. Era claro como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle principal de la ciudad y a cada lado del río, crecía el árbol de la vida, que da fruto cada mes, es decir, doce veces al año; y las hojas del árbol sirven para sanar a las naciones. Ya no habrá allí nada puesto bajo maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus siervos lo adorarán. Lo verán cara a cara, y llevarán su nombre en la frente. Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios el Señor les dará su luz, y ellos reinarán por todos los siglos» (Apocalipsis 22: 1-5).
ponlo en práctica: Lee Apocalipsis 21 y 22, y trata de imaginar cómo será ese nuevo cielo y esa nueva tierra.
ponlo en oración: Agradece a Dios por la promesa de un futuro esplendoroso.