¡Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable!,1 Corintios 10:13.
Los padres simplemente no entienden!». Esta es una queja común entre los adolescentes de todo el mundo y, en cierto modo, tienen razón. Los padres, y los adultos en general, no entienden por completo lo que estás enfrentando. Tú estás expuesto a situaciones que ellos no enfrentaron cuando tenían tu edad. Sin embargo, puede que te sorprenda saber que los padres, de muchas maneras, sí se dan cuenta de lo que estás pasando. Comprenden más de Io que piensas por un par de razones: primero, porque ellos también fueron jóvenes (difícil de creer, ¿eh?), y algunas tentaciones son intemporales y universales. Satanás tiene muchas artimañas, así que no te sorprenda saber que la misma tentación que está poniendo en tu camino, la puso también en el camino de alguno de tus padres. Aunque no es fácil de imaginar, aun si tus padres parecen ser las personas más rectas de la tierra, Satanás los pudo haber tentado a tomar, a decir malas palabras, a tener sexo prematrimonial, a copiar en un examen, e incluso a gritarles a sus padres: «iEs que tú no me entiendes!».
La segunda razón por la que tus padres comprenden más de lo que te imaginas es porque aún tienen tentaciones similares a las tuyas, solo que en versiones diferentes. En muchos sentidos, los adultos y los adolescentes tienen las mismas luchas: ser aceptados, ganar más dinero, desear ser atractivos, hacer amigos, superar las tentaciones sexuales, combatir la depresión y la inseguridad, y saber qué hacer con sus vidas. Pablo se refirió a las tentaciones y las luchas comunes que todos compartimos, independientemente de nuestra edad, cuando escribió: «Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable» (1 Corintios 10: 13).
Lo que es aún más reconfortante e incluso más difícil de creer es que Jesús mismo entiende lo que estamos pasando. Hebreos 4: 15 dice que Satanás utilizó todo su arsenal de tentaciones con Jesús: «Nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; solo que él jamás pecó». Si estás luchando con una tentación, consuélate sabiendo que tu compasivo Salvador entiende completamente lo que atraviesas.
Ponlo en pràctica:No des por sentado que los adultos de tu vida no entienden lo que esta pasando.Habla con tu padre, con un maestro o con el pastor. Pregúntales que aprendieron cuando se enfrentaron a las mismas tentaciones que tu.
Ponlo en oración:Conversa con Dios abierta y sinceramente sobre tus luchas,recordando que el las atiende.