«Mis siervos cantarán con alegría de corazón, pero ustedes clamarán con corazón angustiado; gemirán con espíritu quebrantado!». Isaías 65: 14, WI
EN NUESTRA VIDA TERRENAL, aunque limitados por el pecado, el mayor gozo y la mejor educación las hallamos en el servicio. Y en la vida futura, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra mejor educación en el servicio: dando testimonio y, mientras lo hacemos, aprendiendo de nuevo sobre «la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria» (Col. 1: 27, NVI). — La educación, cap. 35, p. 277. Como discípulos de Cristo, no nos damos cuenta de nuestra verdadera situación. No tenemos opiniones acertadas en cuanto a nuestra responsabilidad como siervos de Cristo. El nos ha adelantado el salario en su vida de sufrimiento y en su sangre derramada, para ligarnos así en servidumbre voluntaria. Todas las cosas buenas que tenemos son un préstamo de nuestro Salvador. Nos ha hecho mayordomos. Nuestras ofrendas más ínfimas, nuestros servicios más humildes, presentados con fe y amor, pueden ser dones consagrados para salvar almas en el servicio del Maestro y para promover su gloria. El interés y la prosperidad del reino de Cristo deben estar por encima de cualquier consideración. Los que hacen de sus placeres e intereses egoístas los objetos principales de su vida, no son mayordomos fieles. Los que se nieguen personalmente con el fin de hacer bien a otros, y Se consagren con todo lo que tienen al servicio de Cristo, experimentarán la felicidad que en vano busca el egoísta. — Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 436437.
«Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente». Colosenses 3: 23, TLA
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Devocional Vespertino Para 2017.
“Una Religion Radiante”
Por: Elena G. de White