El Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”, 1 Reyes 3:5
Si pudieras pedir tres deseos y que se hicieran realidad, ¿qué pedirías? Adelante, piensa en ello. ¿Y si solo pudieras pedir un deseo, cuál sería? Muchas personas fantasean pensando que, al igual que en las historias de ficción, quizá puedan descubrir un genio en una lámpara que les concederá todo lo que ambicionan. En los cuentos de hadas el afortunado a menudo desea dinero, el afecto de una persona que ama, o el poder y la fama. (Probablemente yo re formularía ese tercer deseo para que dijera algo como: «Que se cumplan otros mil deseos»).
Aunque he escuchado muchos cuentos de hadas acerca de deseos increíbles que se hacen realidad, únicamente conozco una historia verdadera al respecto. Después de que Salomón se convirtió en rey, Dios le dijo en un sueño: «Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré» (l Reyes 3: 5). El todopoderoso Dios del universo le manifestó a un sencillo mortal que podía pedirle cualquier cosa! Salomón podría haber solicitado poderes para conquistar el mundo o para vivir cientos de años. Pero pidió sabiduría: «Dame, pues, un corazón atento para gobernar a tu pueblo, y para distinguir entre lo bueno y lo malo» (versículo 9).
El joven rey debía de ser muy inteligente, ya que aquella petición fue un pedido de sabios. Le agradó tanto al Señor, que prometió darle a Salomón incluso más bendiciones: «Porque me has pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para saber oír y gobernar, voy a hacer lo que me has pedido: yo te concedo sabiduría e inteligencia como nadie las ha tenido antes que tú ni las tendrá después de ti. Además, te doy riquezas y esplendor, cosas que tú no pediste, de modo que en toda tu vida no haya otro rey como tú. Y si haces mi voluntad, y cumples mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, tu padre, te concederé una larga vida» (l Reyes 3: 1 1-14). Cuando Salomón pidió sabiduría para hacer la voluntad de Dios, Dios se la concedió así como todo lo demás que podría necesitar.
Ponlo en práctica: En lugar de desear la riqueza o la fama, dedica tiempo a la Biblia,en busca de sabiduría.
Ponlo en oración: Sigue el ejemplo de Salomón y pide a Dios sabiduría.