<<Estos cuatro eras descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos>>. 2 Samuel 21:22
HABRÌA TRANSCURRIDO MUCHO TIEMPO desde que David derrotara espectacularmente al gigante Goliat en el nombre de Dios. Pero ahora que Israel entraba otra vez en guerra con los filisteos. El joven pastorcito, que se había transformado en rey, era un guerrero cansado y anciano. El relato bíblico nos dice que en una batalla contra el enemigo David se cansa y un gigante llamado Isbi- bebo, cuya lanza pesaba trescientos ciclos de bronce, intenta matarlo, pero fue defendido por Abisai. Cuando el peligro pasa, los hombres de Israel dijeron al rey: <<Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel>> (2 Sam. 21: 15- 17).
Pero los filisteos continuaron atacando, y entonces Siberia logró matar al gigante Saf (21:18). Aparentemente todo había terminado, pero en otra batalla contra el mismo enemigo apareció otro gigante, cuya lanza era como el rodillo de un telar. Esta vez fue Elhanán quien defendió al rey. Finalmente, apareció un gigante que tenía doce dedos en las manos y doce en los íes. Este también desafío a Israel y fue muerto por Jonatan, hijo de Semea, hermano de David (ver. 19-21).
Cualquier persona que lee la historia de David, solo piensa en el primer gigante que apareció en la vida del rey. Pocos saben que la vida de David fue un permanente enfrentamiento con gigantes. Los gigantes no lo dejaron en paz: lo atacaron cuando era muy joven, cuando aparentemente no tenía fuerzas para derrotar a alguien mayor que él, y también lo atacaron cuando era viejo y se cansaba fácilmente.
Los gigantes están ahí delante de nosotros, todos los días. Nunca hay un momento en el que podamos decir <<Vencí definitivamente>>. No, ellos están ahí esperando el momento de mayor debilidad, listos para atacarnos. ¿Cuáles son tus gigantes? Por favor, no mires hacia afuera. Los mayores enemigos no son la adversidad, las dificultades, las duras circunstancias de la vida. Los mayores gigantes generalmente vienen de adentro. Son el orgullo, la suficiencia propia, y las heridas y los resentimientos que no nos dejan ser felices.
Cuán bueno es saber que en la batalla contra los gigantes de esta vida, nunca estamos solos. Del otro lado de la montaña esta Jesús, el Gigante de la historia. Murió en el Calvario, pero al tercer día resucitó victorioso; emergió de la muerte y proclamó la victoria definitiva sobre el pecado.
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Matinal Para Toda La Familia 2018.
“A Solas Con Jesus”
Por: Alejandro Bullón