«Jesús le contestó: «Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna»». Juan 4: 13, 14, DHH
JESÚS se encontró con la mujer samaritana junto al pozo de Jacob. Debido al odio ancestral entre judíos y samaritanos, ese territorio pudo haber rechazado la obra de Jesús. Sin embargo, junto al pozo, la mujer aceptó dialogar con nuestro Señor. El Salvador pasó de lo que parecía una conversación trivial a hablar de la salvación eterna, y la mujer, que esperaba al Mesías venidero, creyó en él cuando se reveló como el Mesías prometido.
La presencia de Jesús cambió las cosas para los samaritanos. Después de descubrir quién era ese forastero, la mujer fue a los suyos y les dijo: «Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?» (Juan 4: 29). Por su testimonio y su conversión, otros habitantes de la ciudad de Samaria creyeron en él: «Ya no creemos solamente por lo que has dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo» (Juan 4:42). La presencia permanente de Cristo en el corazón, en el hogar, en el trabajo, en los viajes, en las reuniones, es lo que marca la diferencia y produce conversiones genuinas.
Cuando Jesús llegó a Samaria, la semilla nació, creció y muchas personas le entregaron sus vidas. Cristo siega donde no siembra y recoge donde no esparce (ver Mateo 25: 26). Así es el poder de Dios. Él es el dueño, el que tiene el control de todo. Pidámosle todos los días que su presencia esté allí donde vayamos. Si hay desánimo, un corazón desvalido o un vacío por haber perdido a un ser querido, pidamos que la presencia de Cristo permanezca a nuestro lado y él suplirá toda necesidad, animará al desanimado y fortalecerá el alma.
La presencia de Cristo mitiga el sufrimiento y ablanda el corazón. Él da esperanza y fortalece la fe. Su presencia en nuestra vida hoy, puede transformarlo todo.