«Recuerden esto: El que siembra escasamente, o» escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará» (2 Cor. 9:6),
En una ocasión, me hicieron una pregunta que tal vez ya te hayan hecho a ti también: ¿Qué tres palabras quieres que escriban en la lápida de tu tumba? Hace unos años, no tenía idea, pero he pensado en esto y ahora sí lo sé. Mis tres palabras serían: «Marcó una diferencia». Si marqué la diferencia en la vida de una sola persona, creo haber hecho lo que Dios quería de mí.
Una forma de marcar la diferencia es plantando «semillas». Me esfuerzo por plantar semillas, aunque sé que probablemente no veré sus frutos. He escucha-. do a personas decir: «Debes sembrar para cosechar». Espero algún día cosechar algo, pero incluso si no lo hago, sé que algunas de las semillas que sembré darán frutos.
Dios nos llama a sembrar semillas y, quizás, eso es todo lo que somos llamados a hacer. Piensa en la historia de John Chapman, conocido como Johnny Appleseed [Johnny «Semilla de manzana»]. Él sembró miles de semillas de manzanas y, gracias a su trabajo, crecieron muchos manzanos. Sin embargo, él no cuidó de todos ellos y no siempre vio los frutos de las semillas que plantó. Pudo haber preparado el terreno y protegido a las pequeñas plantitas, pero no siempre llegó a ver los frutos. De la misma manera, no siempre podemos cuidar de las semillas y no siempre vemos los resultados. ¿Estás esperando ver que tus semillas den frutos antes de seguir plantando?
Cuando escribo algo, espero que algún día las semillas que siembro den frutos. Sin embargo, puede ser que no sea yo quien las coseche. Oro, para que las personas sobre quienes influí aunque sea un poquito sean mis vecinos en el cielo. Veré que alguien cosechó para Dios una semilla que yo planté. Me han preguntado: ¿Por qué escribes lo que escribes? Mi único deseo es marcar la diferencia en la vida de alguien. Si veo tan solo a una persona comenzar una relación con Dios, habré cumplido mi propósito.
Puedes sentirte desanimada cuando una persona en la cual estás sembrando semillas rechaza el mensaje de Dios. Pero siempre está la posibilidad de que tu semilla sea exactamente lo necesario; está esperando el agua viva de Cristo, para poder dar frutos. Entonces, te hago dos preguntas: ¿Estás sembrando la buena semilla? Y ¿qué tres palabras quieres tú en tu tumba?
MELANIE CARTER WINKLER ha escrito relatos breves, artículos para revistas y lecturas devocionales. Vive en Australia.