«Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá». Mateo 7: 7
VIO La guerra de las galaxias: El despertar de la fuerza antes que todo el mundo… y falleció» decía el periódico Le Figaro. Daniel Fleetwood, de treinta y dos años, padecía un cáncer raro y sabía que solo le quedaban unos días de vida, por lo que le concedieron su último deseo: ver antes del preestreno el más reciente episodio de la saga.
Nunca olvidaré las palabras que pronunció mi amiga Marina mientras le ayudaba a recostarse, ya que estaba demasiado débil para hacerlo ella sola. Después de decirme que me quería, añadió: «Si pudiera… Si pudiera», y se durmió. Falleció poco después, a los 33 años. Dos años más tarde, aún me pregunto qué querría decirme.
David también tuvo la oportunidad de pedir un deseo respecto a sus preocupaciones: «Solo una cosa he pedido al Señor, solo una cosa deseo: estar en el templo del Señor todos los días de mi vida, para adorarlo en su templo y contemplar su hermosura» (Salmo 27: 4). Quizás esto te parezca excesivo, pero seguramente no te cueste adivinar cuáles eran sus prioridades.
Los deseos que formulamos nacen del fondo de nuestro corazón. Todos tenemos ocupaciones, pasatiempos y pasiones que ocupan un lugar más o menos importante en nuestra vida, y el tiempo que dedicas a cada actividad determina su lugar entre tus prioridades. Sabemos que Daniel era un aficionado a los videojuegos y un fan de Star Wars [La guerra de las galaxias] y su última voluntad refleja lo que era importante para él. En el cabecero de la cama de mi amiga Marina había fotos de sus dos hijos, que se habían quedado en su país. Seguramente querría haber dicho: «Si pudiera volver a ver o abrazar a mis hijos una vez más…», aunque esto son solo suposiciones mías.
Otro moribundo pidió un deseo con consecuencias eternas: «Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar» (Lucas 23:42). ¿Quieres saber cuál será tu último deseo?
Hoy Pregúntate: ¿Qué actividades, qué pensamientos y qué lecturas ocupan la mayor parte de tu tiempo? Luego, ¡Pide un deseo!