«Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones». Jeremías 1: 5
COMO EL TÍTULO DE ESTA REFLEXIÓN LO INDICA, mi vida es un milagro. Esto ha sido así desde mi nacimiento. Nací prematuramente y con muchas complicaciones, mi madre creyó que iba a morir así que me colocó en un cesto para no verme morir, pero Dios tenía otros planes y sobreviví. A los siete años comencé a utilizar pegamento de zapato para drogarme, mi madre nunca se dio cuenta ya que pasaba la mayor parte de su tiempo trabajando arduamente en el mercado. Con el paso del tiempo e influenciado por las malas compañías empecé a consumir otras drogas como marihuana y cocaína.
Luego de aquella experiencia cualquiera pensaría que entregaría mi vida a Crie to, pero no fue así, continúe utilizando drogas. Un día, un joven cristiano llamado Kelvin Meléndez me abrazó y me dijo que Dios me amaba. Yo no comprendía cómo Dios podría amar a alguien como yo. Ese día robé aproximadamente diez mil dólares, lo gasté todo en drogas y me encerré durante veintidós días, drogándome continuamente. Cuando salí de ese lugar decidí acabar con mi vida, pero Dios me lo impidió.
A medida que me hundía en el vicio tuve que comenzar a robar para poder comprar drogas. Una tarde, unos pandilleros me cortaron la garganta y me dispararon dañándome un pulmón. Me llevaron a un hospital mientras me desangraba y cuando se disponían a operarme perdí el conocimiento y caí en coma. Tres días después desperté del coma y los médicos se sorprendieron cuando vieron que la operación que me habían realizado había sanado por completo. Me practicaron varios estudios sin comprender cómo mis cuerdas vocales estaban totalmente sanas, uno de los médicos dijo: «Esto es un milagro de Dios».
Luego de haber tocado fondo me llevaron a un centro de rehabilitación y ahí comenzó mi vida de nuevo, Hoy disfruto de una bella familia y del servicio a Dios en mi iglesia local. Casi pierdo la voz cuando los pandilleros me cortaron la garganta, pero hoy la utilizo para alabar a Dios por medio del canto. ¡Verdaderamente mi vida es un milagro!