«Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tesalonicenses 5:23).
Tu mente, tu cuerpo y tu espíritu están conectados. Si no te encuentras bien físicamente, es muy probable que estés decaído mental y espiritualmente también. Tiene sentido, ¿no? Cuando estás vomitando, tosiendo o retorciéndote de dolor, no sueles tener pensamientos positivos ni estar feliz, ¿verdad que no? De igual manera, el estado de la mente y del espíritu también tienen su efecto en el cuerpo. Cuando te sientes triste, tienes menos energía y salud. Por eso la Biblia dice: «Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta energías» (Proverbios 17: 22).
Cuando haces lo posible por tener una mente, un cuerpo y un espíritu saludables, todos los componentes tienden a estar más sanos. Intenta poner en práctica algunos de estos impulsores de la salud y verás los beneficios físicos, mentales y espirituales:
Mantén la mente activa. ¡Ejercita tu cerebro! Cada vez que aprendes algo nuevo, juegas a juegos de palabras o resuelves rompecabezas, estás haciendo ejercicio mental.
Deja paso a las emociones. Según los estudios científicos, pensar en alguien a quien amas mejora tu bienestar mental y emocional. Dedica unos minutos a recodar a las personas que más te importan y te sentirás más sano y feliz.
Haz ejercicios de hombros. Tu cuello y tus hombros no pueden hablar pero, si lo hicieran, te dirían que están cansados de estar todo el día sentados frente a una computadora o una mesa de estudio. Fortalece tus trapecios y reduce el dolor haciendo sencillos ejercicios de hombros.
Ora en lugar de preocuparte. Cuando notes que empiezas a preocuparte, no te lo permitas. Haz una oración o lee un versículo de la Biblia. Las estrategias espirituales para salir adelante no solo ayudan a reducir el estrés, sino que también pueden aumentar el humor, reducir el dolor, mejorar las relaciones, y potenciar los buenos hábitos y la calidad de vida.
Ponlo en práctica: Pon en práctica al menos uno de estos promotores de la salud hoy. Presta atención a cómo las decisiones que tomes esta semana te afectarán mental, física y espiritualmente.
Ponlo en oración: Da gracias al Señor por haberte creado a su imagen, como una conexión compleja e increíble entre la mente, el cuerpo y el espíritu.