«Y corría su fama por toda Siria; y le traían todos los que tenían mal; los tomados de diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y paralíticos, y los sanaba». Mateo 4: 24, JBS
ES ADMIRABLE pensar que nuestro Señor Jesús no solo se interesó por el pueblo judío, sino por toda la humanidad para sanarla física y espiritualmente. Los sirios llegaron a saber que Cristo sanaba, enseñaba y llamaba a las personas al arrepentimiento, y muchos de ellos creyeron en él. Podemos decir, por tanto, que la vida de Cristo impactó a Siria positivamente.
El Evangelio de Marcos menciona que la influencia de Cristo llegó hasta el trono de Herodes (ver Marcos 6: 14), y es que proyectar una imagen que transforme es proyectar a Cristo, es vivir con él, es aceptarlo. Nuestro testimonio debe traspasar los límites de la iglesia y producir una influencia positiva en todo el mundo.
La influencia de Cristo atrajo a muchos, al punto que Lucas escribió: «Su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades» (Lucas 5: 15). Cuando una persona está al borde de la desesperación, necesita a un amigo que lo escuche, lo comprenda y le dé un consejo acertado. Por eso la influencia de Cristo fue tan impactante; porque tuvo compasión de la gente.
Hace algunos años, un volcán hizo erupción y afectó a muchas comunidades. Una de las comunidades necesitaba urgentemente ayuda humanitaria, y llevamos allí tres toneladas de alimentos. Entre los límites de un estado y otro, la policía resguardaba las entradas, así que pedimos permiso para pasar, pero nos lo negaron. Uno de los policías nos dijo que fuéramos a un pueblo cercano y pidiéramos una recomendación a un habitante influyente que tenía una tienda a la entrada. Al ver la recomendación escrita de aquel caballero, el capitán nos dejó entrar a la zona del desastre. «Si este hombre los recomendó, pueden pasar sin dificultades. Él es el único adventista en la zona, y un ejemplo cristiano», afirmó el oficial.
Esa influencia positiva es la que necesitamos ejercer en el círculo en que nos movemos; esa fue la influencia que tuvo Jesús.