Dios nos ha pedido que seamos sus representantes en la tierra, y por eso desea que mostremos un mensaje cálido y de aceptación a las personas que tenemos a nuestro lado. Antes de decir una palabra, podemos proyectar aceptación a través de nuestro lenguaje corporal, así que lee estos ejemplos prácticos para transmitir siempre mensajes positivos:
Mira a los ojos.Mantén un contacto visual constante cuando alguien te hable, pero solo la mitad del tiempo cuando hables tú. Las personas se sienten valoradas cuando las miras a los ojos sin distracción mientras hablan, pero puede resultarles un poco incómodo o violento que las observes fijamente mientras tú hablas. En esos casos, de vez en cuando, mira aquí y allá para crear límites sanos.
Ponte a su altura. Si estás hablando con alguien que está de pie, ponte de pie, y si estás hablando con alguien que está sentado en el piso, siéntate tú también en el piso. Sitúate a su nivel.
No coquetees.El lenguaje corporal es una parte muy importante del flirteo, y un coqueteo no controlado puede llegar a herir los sentimientos o condicionar el comportamiento de la otra persona, algo que puedes lamentar después. No menosprecies el poder del lenguaje no verbal para provocar a alguien o suscitar algo que no debería desencadenarse. Piensa seriamente en el mensaje que estás transmitiendo tanto con tu cuerpo como con tus palabras.
No crees barreras. Cuando cruzas los brazos y las piernas, das a entender que estás cerrado y que nadie se puede arrimar a ti. En lugar de crear una barrera física, utiliza gestos que ayuden a la otra persona a acercarse. Cuando alguien se aproxime a ti, invítalo con tus gestos a hacerlo: que vea que puede invadir tu espacio y, sobre todo, no mires tu celular ni escribas a nadie mientras tanto. Dedica toda tu atención a las personas de la vida real que tienes delante.
Ponlo en práctica: Intenta aplicar hoy una de estas técnicas del lenguaje no verbal. Cuando interactúes con otras personas, utiliza el lenguaje corporal para mostrarles que te importan y, cuando todo lo demás falle, ¡simplemente sonríe! Es un gesto que siempre funciona.
Ponlo en oración: Pide al Señor que te ayude a hacer que los demás se sientan valorados e importantes, y agradécele que haga que tú te sientas valorado e importante.