La tragedia de los hijos de la noche

domingo 22 abril, 201825 Vistas

«Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan». 1 Tesalonicenses 5: 7

SUBE A TU AUTO, cierra bien las ventanas y pasea por el centro de las grandes ciudades, a eso de la una de la madrugada. La gran mayoría de las personas duerme, pero otras se mueven en determinados puntos y fácilmente puedes identificarlas: prostitutas, homosexuales, borrachos y gente en busca de placeres. Son los llamados «hijos de la noche»: hombres que duermen o caminan por ahí buscando un placer desenfrenado que no satisface. En la Biblia encontramos muchas veces grupos bien definidos. «Los hijos de Dios» y «los hijos de los hombres»; la iglesia del «Cordero» y la iglesia del «dragón»; los que se juntan en las «montañas» y los que se reúnen en el «valle»; los hijos de las tinieblas» y «los hijos de la luz». Aunque desde diferentes ángulos, todas estas figuras se refieren, básicamente, a dos determinados grupos: los que finalmente se salvarán y los que se perderán. En las escenas del juicio final, ellos son las «ovejas» y los «cabritos» o «el trigo» y «la cizaña.>>Lo que el versículo de hoy destaca es que no siempre todos los «hijos de la noche» hacen cosas erradas. Muchos, sencillamente duermen. ¿Puede existir algo más inofensivo que dormir? Esa gente se perderá, no porque hizo algo errado moralmente, sino sencillamente porque «durmió». Dormir cuando es hora de estar despierto puede ser fatal. El tiempo en que vivimos es tiempo de «vigilar y orar», es tiempo de «orar sin cesar», es tiempo de tocar la trompeta en Sion y anunciar el gran día. El enemigo de Jesús trata por todos los medios de llevarnos a practicar actos pecaminosos. Pero, si no puede hacemos pecar, nos lleva a dormir, a conformarnos con la situación, a hacernos caer en la mediocridad espiritual, en la tibieza, en la monotonía de entrar y salir de la iglesia. Si logra que nos sintamos bien con eso, entonces queda contento, porque ya consiguió colocarnos entre los «hijos de la noche». Por eso, el consejo de Pablo es: «Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo» (Efesios 5: 14). Hoy despertaste y ya estás listo para las actividades del día. Sería trágico si al ir a trabajar te durmieras en el volante, ¿no te parece? Entonces, pídele a Dios que también te mantenga despierto en la vida espiritual.