«Entonces tendrás un buen fin y tu esperanza jamas será destruida (Proverbios 23:18).
Una de las historias más increíbles de la Biblia —y de todos los tiempos—, es el Exodo, que cuenta el viaje de los israelitas desde la esclavitud hasta la tierra prometida. Es un relato de milagros y más milagros, y de lecciones aprendidas a base de errores. Pero antes de que ese viaje asombroso pudiera comenzar, Dios necesitaba preparar a un líder que pudiera soportar el trabajo que suponía liderar a los israelitas en semejante viaje. (Piensa en lo complicado que es coordinar unas vacaciones familiares o un viaje escolar con unas pocas personas. Ahora multiplica esas complicaciones por, digamos, un millón, y ¡podrás hacerte una idea de a lo que se enfrentaba Moisés!)
Dios eligió a Moisés para ser un líder especial. Ahora bien, su vida no había sido una vida cualquiera. Había sido una vida marcada por el drama desde su nacimiento. De hecho, el día que nació dictaron una orden para que lo asesinaran. Faraón había ordenado que todos los bebés hebreos fueran arrojados al río Nilo. Sin embargo, Dios estaba cuidando de este pequeño para asegurarse de que viviera lo suficiente para que algún día cumpliera sus propósitos.
Las aventuras del recién nacido Moisés son tan increíbles que parecen inventadas. Su madre lo puso en el Nilo en una cesta, un pequeño bote en el que podía flotar. Es un poco arriesgado, pero funcionó. La mismísima hija del faraón encontró a ese adorable niño descendiendo por el río. Por una casualidad que solo podía haber sido orquestada por Dios, la hermana mayor de Moisés apareció de entre los arbustos y preguntó a la hija de faraón si deseaba que una hebrea cuidase del bebé. Y así es como Moisés volvió con su mamá, con las bendiciones de la hija de faraón.
Dios nunca deja para mañana lo que pueda hacer hoy. No espera hasta el último minuto para lanzar un plan improvisado. Siempre mira hacia adelante y resuelve todos los detalles incluso antes de que los seres humanos se den cuenta de lo que está haciendo. Mucho antes del Éxodo, Dios salvó a Moisés para que pudiera ser parte de un plan increíble. Puede que tú no lo veas ahora, pero Dios tiene un plan para tu vida, y te lo hará saber poco a poco.
Ponlo en práctica: Lee el Salmo 139. Piensa acerca de lo que este pasaje significa para ti.
Ponlo en oración: Pide a Dios paciencia y fe para seguir su plan.