«Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa». Juan 15: 1 1, NVI
EL GOZO DE NUESTRO SALVADOR se cifraba en elevar y redimir a los hombres y las mujeres caídos. Para lograr este fin, «Jesús, […] por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba» (Heb. 12: 2, NVI).— El camino a Cristo, cap. 9, pp. 112-113. Cristo tuvo siempre presente el resultado de su misión. Su vida terrenal, tan llena de trabajo y abnegación, fue alegrada por la perspectiva de que no soportaría todas esas penurias en vano. Dando su vida por la humanidad, haría volver el mundo a su lealtad a Dios.— El Deseado de todas las gentes, cap. 46, p. 386. El cumplimiento de la misión por la cual había dejado el cielo fortalecía al Salvador para su labor, y lo elevaba por encima de las necesidades de la humanidad. El ministrar a un alma que tenía hambre y sed de verdad le era más grato que el comer personalo beber. Era para él un consuelo, un refrigerio. La benevolencia era la vida de su alma.—Ibíd., cap. 19, p. 167. El espíritu de amor y abnegación que manifiesta Cristo es el espíritu que llena los cielos, y es la misma esencia de su gloria. Es el espíritu que manifestarán los discípulos de Cristo en el cumplimiento de su misión.— El camino a Cristo, cap. 9, p. 114. «T si alguno quiere ser principal, que se haga servidor de todos. De la misma manera que el 1-Ijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos».Mateo 20: 27-28, LPH