«Mira, yo enviaré mi ángel delante de ti, para que te cuide en el camino». Exodo 23: 20
MIENTRAS ESTUDIABA en la Universidad Adventista me enrolé en un curso para aprender a vender libros cristianos (colportar). Al principio pensé que ese trabajo no era para mí, pues soy una persona tímida. Pero a pesar de mis dudas tomé el curso y me fui a colportar durante las vacaciones de verano.
Aunque mientras colportaba recibí varias ofertas para trabajar como vendedor de otras compañías, decidí mantenerme fiel a Dios. Como resultado, Dios me bendijo grandemente y en mi primer verano pude vender el equivalente a tres años de estudio y mi dieron un premio por ser el campeón de ventas de toda la zona, que comprendía cuatro países.
Además de las bendiciones económicas también recibí bendiciones espirituales por medio de una experiencia inolvidable. Un día mientras estaba visitando un vecindario me sentí incómodo y desanimado porque la gente de ese lugar era poco amigable, no me recibieron bien ni me compraron los materiales que llevaba. Re suelto a no darme por vencido y a darles la oportunidad de conocer a Dios, oré para que Dios me acompañara y decidí continuar tocando puertas.
Llegué a una casa en particular. El dueño abrió la puerta y en tono despectivo me dijo: «¿Qué quiere?». Yo extendí mi mano para saludarlo, mientras le decía mi nombre y lo que estaba haciendo. El hombre, aparentemente enojado, no me saludó ni me extendió la mano. Yo, aún con mi mano extendida sentí de repente un gran apretón. Cuando miré al hombre me percaté de que él no se había movido, sus manos no estaban extendidas al lado de su cuerpo. Fue entonces cuando me di cuenta de que un ángel acababa de estrechar mi mano para animarme, ino estaba solo, Dios estaba conmigo!
Cuando trabajamos para Dios debemos tener presente que Dios está pendiente de nuestros esfuerzos. El ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, también ha prometido que nuestro trabajo para él nunca es en vano. Esta experiencia también me recuerda que Dios envía sus ángeles para ayudarnos en la salvación de otros.
Dios te llama hoy a hablarle a otros de su amor, no sientas temor Porque no irás solo, él va contigo.