Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada, Juan 15: 5
Cuando creó este mundo, Dios lo planificó todo muy bien. Si tú hubieras sido el creador de este planeta, ¿habrías incluido la polinización en tu creación? A mí me parece que tú y yo ni siquiera hubiéramos pensado en ella, y mucho menos nos hubiera parecido una buena idea. Pero Dios piensa mucho mejor que nosotros.
La polinización es lo que mantiene al mundo. Si no fuera por ella, las frutas, las flores y las plantas habrían dejado de existir. Y también hubieran desaparecido un montón de insectos que son imprescindibles para la vida en este planeta. Lo creas o no, si no existiera el polen tampoco existirían las alergias primaverales (a muchos nos encantaría que así fuera).
La principal función de la polinización es que las plantas se reproduzcan, y esto se realiza de maneras diversas. Algunas plantas dependen del viento para que su polen salte de una flor a otra, pero la mayoría de las plantas necesitan que los insectos las polinicen.
¿Has visto alguna vez a las abejas volando de flor en flor? Entonces tal vez te habrás fijado en cómo se les pega el polen a las patitas. Pues con sus patitas llevan el polen a otros lugares, donde nacen más flores. Algunos insectos toman el néctar de las plantas con la lengua y otras plantas simplemente llenan de polen al insecto que se posa en ellas. De esta manera, millones de pedacitos de polen son traspasados de las flores a nuevos lugares, llenando así el campo de plantas y árboles. Y entonces, la naturaleza se vuelve de nuevo preciosa y colorida.
Jesús dice que es imposible para nosotros hacer nada sin él (vuelve a leer el versículo de hoy). Igual que las plantas no se pueden reproducir sin la polinización, nuestra vida espiritual no puede crecer sin Jesús. Para que seamos fuertes espiritualmente tenemos que ser muy amigos de Jesús. Tenemos que permanecer unidos a él, así como las ramas están unidas a la vid. Si no vivimos en unidad con Jesús, si intentamos hacer las cosas por nosotros mismos, no creceremos espiritualmente. Dile hoy a Jesús que quieres que él sea tu mejor amigo y que te ayude a tener cada día más fe.