LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 16:10; Levítico 27:30; Génesis
22:1-12; Hebreos 12:2; Lucas 11:42; Hebreos 7:2-10; Nehemías 13.
PARA MEMORIZAR: “Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Luc. 8:15).
¿Qué es un corazón honesto, y cómo se manifiesta? La cultura contemporánea
a menudo considera que la honestidad es una ética
vaga y relativista; la mayoría de la gente es deshonesta ocasionalmente,
pero considera que esto es aceptable siempre que la infracción no
sea demasiado grande. También se pueden alegar circunstancias específicas
que justifiquen cierta deshonestidad.
La verdad y la honestidad siempre van juntas. Sin embargo, no hemos
nacido con inclinación a ser honestos; es una virtud moral cultivada y está
en la base del carácter moral de un mayordomo.
Cuando practicamos la honestidad, surgen cosas buenas. Por ejemplo, nos
despreocupamos de que nos descubran mintiendo u ocultando una mentira.
Por esta y otras razones, la honestidad es un valioso rasgo de la personalidad,
especialmente en situaciones difíciles cuando la tentación fácilmente puede
dirigirnos hacia la deshonestidad.
En la lección de esta semana estudiaremos el concepto espiritual de la
honestidad a través de la práctica del diezmo y veremos por qué el diezmo es
de vital importancia para el mayordomo y la mayordomía.