«En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios, porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió y como a novia adornada con sus joyas». Isaías 61: 10
EL VESTIDO DE BODA DE LA PARÁBOLA representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia «se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente» (Apoc. 19: 8), «que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante» (Efe. 5: 27). El lino fino, dice la Escritura, «representa las acciones justas de los santos» (Apoc. 19:8). Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciban como Salvador personal.
Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene una sola hebra de invención humana. […] Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 24, pp. 253,254.
«El reino de los cielos puede compararse a un rey que iba a celebrar la boda de su hijo. ] Cuando el rey entró a ver a los invitados, observó que uno de ellos no llevaba traje de boda. […]
Entonces el rey dijo a los ciados: «Átenlo de piesy manosy arrójenlo fuera […}.
Porque muchos son llamados, pero Pocos escogidos». Mateo 22: 2-14, LPH