Como un relámpago que se ve brillar de oriente a occidente, así será cuando regrese el Hijo del hombre, Mateo 24: 27.
Caen relámpagos por todos lados. Según el servicio meteorológico de Estados Unidos, en cualquier momento, hay más de 4,000 tormentas eléctricas por todo el planeta. Quizá sea difícil de creer, pero si has viajado más de una vez en avión, habrás visto que el tiempo cambia periódicamente. También hay reportes de que cada segundo del día, entre 100 y 300 relámpagos caen en algún lugar de la tierra.
La distancia de un relámpago se calcula según la cantidad de segundos que transcurren desde que se ve el rayo, hasta que se escucha el trueno. Dado que el sonido viaja a 343 metros por segundo a nivel del mar, si se cuentan los segundos entre la luz del rayo y el sonido del trueno y resultan ser cinco, entonces la distancia es de 1,715 metros, más de kilómetro y medio.
Un relámpago es cosa seria. Puede ser muy peligroso. Mi padre nos contaba que una vez lo sorprendió una violenta tormenta. El viento era tan fuerte que arrancó los postes de luz. Por la radio, las autoridades advertían de que todos los que estuvieran en automóviles, se quedaran en sus vehículos y no tocaran sus partes metálicas. Mi papá vio que unos cables de electricidad caían sobre el auto en que viajaba una muchacha. Muchos conductores se detuvieron y le gritaron que se quedara en el carro y no tocara nada metálico. Ella se quedó allí hasta que llegó el personal de la compañía de luz a cortar la electricidad. Luego retiraron los cables y la joven pudo salir. El caucho de los neumáticos sirvió como aislante y así ella salvó su vida.
La venida de Jesús también es cosa seria. Nos dijo que vendrá cuando menos lo esperemos. Deberíamos estar listos hoy y todos los días para que no nos tome desprevenidos. Pídele hoy que te ayude a prepararte para su llegada como de relámpago. Que te ayude a no sentir miedo de ese día, sino a esperarlo con alegría.