«Y ordeno y mando que en todo mi imperio se respete y reverencie al Dios de Daniel». (Daniel 6:26).
Cuando confías en Dios durante un momento de dificultad, la gente se da cuenta. Tu fe les ayuda a aumentar su fe.
¿Recuerdas lo que contamos ayer? A la mañana siguiente, el rey Darío se apresuró hasta el foso donde habían arrojado a Daniel el día anterior para ver lo que había sucedido. Podría haber enviado a un siervo, pero quería verlo con sus propios ojos. Cuando el profeta hebreo gritó desde el fondo del foso que estaba a salvo, Darío se asombró y se deleitó en cómo el Señor había protegido a Daniel. Solo unas semanas antes había proclamado un decreto que determinaba que todos los habitantes del reino debían orarle única y exclusivamente a él. Sin embargo, después de ver lo que había sucedido en el foso de los leones, emitió un nuevo decreto. A partir de ahora, todo el reino adoraría al Dios de Daniel. El rey Darío dijo:
«Porque él es el Dios viviente, y permanece para siempre.
Su reino no será jamás destruido ni su poder tendrá fin.
Él es el salvador y el libertador;
el que hace señales maravillosas en el cielo y en la tierra.
Él ha salvado a Daniel de las garras de los leones»
(Daniel 6: 26-27).
Aquello fue un cambio de parecer importante. Desde aquel momento, muchas personas adoraron y respetaron al Dios verdadero gracias a que Daniel se había mantenido firme en sus convicciones; había seguido orando a pesar de que hacerlo ponía en riesgo su vida.
Aférrate a tu fe aun cuando la situación parezca imposible: eso te cambiará, y no solo a ti, sino también a los que están a tu alrededor. Al igual que Daniel, quizás seas influencia para todo un reino.
Ponlo en práctica: ¿Hay alguna situación en tu vida ante la cual te sientas llamado a mantenerte firme por Dios? ¡Confía en él y persevera en lo correcto!
Ponlo en oración: Pide a Dios que te ayude a actuar como lo hizo Daniel, siendo osado y valiente en tu fe.