LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Corintios 8:1-7; Mateo 13:3-7, 22;
Génesis 3:1-6; Isaías 56:11; Mateo 26:14-16; 2 Pedro 1:5-9.
PARA MEMORIZAR: “El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mat. 13:22).
El amor al dinero y las posesiones materiales puede provenir de muchos
ángulos diferentes. Elena de White describe la maniobra del diablo para
atraernos a través de las artimañas del materialismo. “Vayan, induzcan
a los poseedores de tierras y dinero a que se embriaguen con los cuidados
de esta vida. Preséntenles el mundo en su aspecto más atractivo, para que
depositen aquí su tesoro y pongan sus afectos en las cosas terrenales. Debemos
hacer todo lo posible para impedir que los que trabajan en la causa
de Dios tengan medios que puedan usar contra nosotros. Mantengan el
dinero en nuestras propias filas. Mientras más medios obtengan, más daño
causarán a nuestro reino arrebatándonos nuestros súbditos. Hagan que se
preocupen más por el dinero que por la edificación del Reino de Cristo y la
difusión de las verdades que nosotros odiamos, y no necesitaremos temer su
influencia; porque sabemos que toda persona egoísta y codiciosa caerá bajo
nuestro poder y, finalmente, será separada del pueblo de Dios” (CMC 160, 161).
Esta estratagema, por desgracia, parece estar funcionando bien. Analicemos,
entonces, estos peligros y lo que la Palabra de Dios nos dice, para que
podamos evitar esta trampa espiritual.