«El Dios único, Salvador nuestro, tiene poder para cuidar de que ustedes no caigan, y para presentarlos sin mancha y llenos de alegría ante su gloriosa presencia». Judas 24.
Una de las mayores desgracias de mi vida es ser admirador de los Vikingos. Nací y crecí en Minesota, y cada año veo a nuestro equipo llegar a las finales y perder. La derrota contra los Santos en enero de 2010 fue particularmente dolorosa. Sin embargo, ganaron un partido de finales contra los Vaqueros de Dallas el 17 de Enero de 2010. Haber visto ese partido fue una de mis mayores alegrías. Los Vikingos no estaban entre los favoritos para ganar. Sin embargo, hicimos callar a los críticos cuando derrotamos —o mejor dicho, destrozamos— a nuestro oponente ganando 34-3. Una de las claves de nuestra victoria fue que la defensa de los Vikingos rompió la formación de los Vaqueros y derribó a su mariscal de campo.
Esto significa que lo arrojamos al piso y le caímos encima evitando que lanzara la pelota. El mariscal de los Vaqueros, Tony Romo, es un jugador muy talentoso y no lo habían podido derribar en nueve juegos consecutivos. Así que te podrás imaginar cuán desalentador fue cuando los Vikingos lo derribaron seis veces en aquel juego. En cada una de esas seis ocasiones, Romo estaba como atontado en el piso, o como lo expresó un comentarista, luchando por su vida.
Fue una salida muy desafortunada para los Vaqueros, debido a que su línea ofensiva no pudo evitar que intersectaran y derribaran a su mariscal de campo.
Hacia el final del juego él estaba tan aturdido que lanzó una pelota directamente a un jugador de los Vikingos, lo cual contó como una intercepción. Fue un juego largo y frustrante para ellos y pudieron pensar mucho en él durante su viaje de regreso a Dallas. ¡Gracias a Dios, la defensa del cristiano es mucho mejor! El versículo de hoy es uno de mis favoritos de la Biblia. Estamos rodeados de muchas cosas que tratan de «derribarnos».
Cada semana llega con nuevas ansiedades y temores. Conocemos nuestros defectos tan bien, que de alguna manera podemos sentirnos tentados a pensar que son demasiados como para que Dios nos pueda defender.
Pero Santiago nos dice que Jesús es capaz de darnos la mejor defensa contra el enemigo. Esto no quiere decir que no vamos a enfrentar adversidades y fracasos, pero sí quiere decir que podemos sentirnos seguros en medio de las pruebas siempre y cuando acudamos a Jesús en busca de ayuda.