«Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa». 2 Juan 8. «Querido hermano, no sigas los malos ejemplos, sino los buenos». 3 Juan 11.
En Julio de 1857, en una polvorienta carpa repleta de gente de los campos de Greenvale, Illinois, se llevaron a cabo una serie de reuniones. Después de muchas noches de sermones, un joven caminó hacia el frente y aceptó las enseñanzas de la iglesia. El nombre de ese joven era Moses Hull, y pronto se convirtió en un poderoso predicador y evangelista. Era muy conocido por atraer a los espiritualistas, un grupo que creía poder comunicarse con los muertos. Pero en sus debates comenzó a volverse arrogante, como si la difusión del evangelio no pudiera continuar sin él. Por último, desafió a un espiritualista llamado Jamieson a un debate en Míchigan.
Durante el debate, Hull se encontró enfrentando a un demonio llamado Downing, a quien Jamieson estabaconvocando. Más tarde, Elena G. de White le advirtió en una càrta: «La discusión con espiritualistas no solamente satisface a un hombre y sus argumentos, sino a Satanás y a sus ángeles». En lugar de seguir el consejo, Hull empezó a olvidarse de sus devocionales personales y a centrarse más en sí mismo. Algunas de las dudas que comenzaron a perturbarlo se las llevó a los espiritualistas, tratando de aprender de ellos. No mucho tiempo después abandonó la Iglesia Adventista y comenzó a predicar para los espiritualistas.
2 Juan nos advierte que es posible perder todo por lo que hemos estado trabajando. 3 Juan se hace eco de esto, diciendo que ni siquiera debemos imitar el mal, como Hull pensó que podía hacer. En el momento en que Juan escribió, el evangelio era llevado de un lugar a otro por maestros que visitaban los hogares. Esas dos pequeñas cartas fueron escritas para ayudar a los creyentes a saber en qué maestro confiar y cuál estaba enseñando el error. La mayor equivocación de Hull fue haber dejado su vida devocional a un lado. Esa desconexión de la Palabra de Dios lo dejó abierto a la duda.
Cuando ignoramos la Biblia, estamos descuidando la fuente donde podemos encontrar respuestas ¿Tienes preguntas acerca de tu fe? No pasa nada, las necesitamos para evitar que nuestro caminar espiritual se vuelva lento. Pero tenemos que ir primero a la Biblia y luego a personas de confianza. No dejes que nada te haga perder todo por lo que has estado luchando en tu camino hacia Jesús.