PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:Lee “La unidad y el amor en la iglesia” y
“Amor para los que yerran”, Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 451, 452, 569-571;
y “Ayuda para los tentados”, El ministerio de curación, p. 123.
“Se me mostró el peligro que encara el pueblo de Dios cuando mira a los
Hnos. White, y cree que deben acudir adonde ellos están para llevarles sus cargas
y pedirles consejo. Esto no debe ser así. El compasivo y amante Salvador los invita
a acudir a él cuando están trabajados y cansados, y los hará descansar […].
Muchos nos preguntan: ‘¿Puedo hacer esto?’ ‘¿Debo hacer o no este negocio?’ O,
con respecto a la ropa: ‘¿Puedo usar este vestido o el otro?’ Les respondo: ‘Ustedes
pretenden ser discípulos de Cristo. Estudien la Biblia. Lean cuidadosamente y con
oración la vida de nuestro querido Salvador cuando moró entre los hombres sobre
la Tierra. Imiten su vida, y así no se apartarán de la senda estrecha. Rehusamos
enfáticamente ser conciencia para ustedes. Si les dijéramos exactamente lo que
tienen que hacer, nos mirarían para que los condujéramos, en lugar de acudir
directamente a Jesús por sí mismos” (TI 2:108).
“No hemos de colocar la responsabilidad de nuestro deber en otros, y esperar
que ellos nos digan lo que debemos hacer. No podemos depender de la humanidad
para obtener consejos. El Señor nos enseñará nuestro deber tan voluntariamente
como enseñaría a cualquier otra persona […]. Los que decidan no hacer en ningún
ramo algo que desagrade a Dios sabrán, luego de presentarle su caso, exactamente
qué conducta seguir” (DTG 622).
“Siempre ha habido en la iglesia quienes se inclinan constantemente a la independencia
individual. Parecen incapaces de comprender que la independencia
de espíritu puede inducir al agente humano a tener demasiada confianza en sí
mismo, y a confiar en su propio juicio más bien que respetar el consejo y estimar
debidamente el juicio de sus hermanos” (HAp 132, 133). PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
Teniendo en cuenta algunos de los temas de esta semana, reflexiona sobre la
manera en que, como cristianos, podemos encontrar el equilibrio adecuado en:
a) Ser fieles a lo que creemos, pero sin juzgar a otros que ven las cosas de
manera diferente de nosotros.
b) Ser fieles a nuestra conciencia y no pretender ser la conciencia de los demás
mientras, al mismo tiempo, buscamos ayudar a quienes creemos que están en
el error. ¿Cuándo hablar y cuándo guardar silencio? ¿Cuándo somos culpables si
guardamos silencio?
c) Ser libres en el Señor y, al mismo tiempo, darnos cuenta de nuestra responsabilidad
de ser un buen ejemplo para quienes podrían estar observándonos.