«Los discípulos se acercaron a Jesús y le Preguntaron:»¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?».Jesús llamó entonces a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: […] «El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño»» (Mateo 18: 1-4).
ESTOY SEGURA de que no te gusta nada que te digan que eres un niño, o una niña, porque tú ya te sientes grande. Y es que eres grande. Ya estás dejando atrás las cosas de cuando eras niño y pronto serás todo un adolescente o una señorita. Pero como sabes, la Biblia nos dice que tenemos que ser como niños, por eso es importante que, aunque crezcas, sigas conservando un corazón de niño.
Los niños hacen cosas maravillosas. Tienen una inocencia, una bondad, un optimismo… Son tolerantes, te ayudan, se someten a papá y a mamá, y confían mucho en Jesús. Esas son cualidades que nunca debes perder.
Un día, mi familia y yo fuimos a otra ciudad y, en el restaurante del hotel, todos los días veíamos a una niña que nos miraba de reojo. Mi hija Andreíta tenía una edad parecida a la de la niña, y también la miraba. Hasta que no pudieron contenerse más y aquella niña, que estaba con su familia, llegó hasta nuestra mesa para decirle a nuestra hija que jugara con ella. Andreíta pidió permiso y fue a jugar con la niña, ¡Qué rápido se hicieron amigas! La niña compartió su tortuga de juguete, y la dos se divirtieron largo rato. ¡Si todos fuéramos así!
Otro día, caminábamos junto con mi esposo y nuestra hija, y ella se adelantó un poco y nos dijo: «¡Vengan!». Fuimos a un lugar donde había pasto, donde unas compañeritas de clase de mi hija y yo sepultamos una lombriz que encontramos muerta. Le cantamos un himno y oramos por sus familiares. Fue una escena de gran ternura y diversión.
Imagino que tú tienes muchísimas experiencias de tu niñez que recuerdas con una sonrisa en los labios. Es hermoso disfrutarlas, no te ole vides de ellas. Pero sobre todo recuerda lo que Jesús dijo a sus discípulos: «Tienen que ser como niños». Tenemos que dejar el orgullo atrás, ser tiernos y amorosos, confiar siempre en Jesús y obedecer a nuestros mayores. Nunca dejes de ser niño.