«Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aun cuando es oportuna» (Proverbios 15: 23, NVI).
Cat Stevens, también llamado Yusuf Islam, fue un cantante y compositor de los setenta que se convirtió a la religión musulmana luego de un accidente en que casi se ahoga. Una de sus canciones pregunta: «Eres tan joven, ¿qué nos dejarás esta vez? Bailas en esta tierra, solo por un momento». Capturó en la melodía y en la letra tanto la gloria como la fragilidad de la juventud.
La semana pasada, una persona joven de mi comunidad religiosa murió mientras dormía. No tengo idea de cómo murió, y no lo conocía personalmente, pero su muerte trajo a mi mente muchos recuerdos. He conocido a muchas personas jóvenes, algunas muy cercanas a mí. Y algunos bailaron en esta tierra solo por un momento…
Recuerdo una conversación en la que rogué a una joven: «Solo vive. Eso es todo lo que te pido». Ella entendió perfectamente mi pedido, porque la voluntad de vivir constituía la base de todas sus luchas. Afortunadamente, ella dijo que sí. Pero otro joven que conocía puso fin a su vida. Él luchó con la voluntad de vivir y dijo que no. El suicidio deja un hueco más profundo en nuestros corazones que cualquier otra muerte. Impacta a nuestra propia voluntad de vivir. Nos fuerza a enfrentar las decepciones de nuestra vida. Y, más allá de esto, simplemente extrañamos a esas preciosas almas y pensamos en lo que «podría haber sido».
Cuando una persona joven muere, lamentamos más que solo la pérdida; lamentamos la pérdida de futuro. Ese futuro no realizado se sienta en el escritorio del corazón, como un cheque que nunca fue cobrado, un boleto nunca usado. Hagamos lo que podamos para prevenir esto. Pongámonos de acuerdo con las familias de los jóvenes. Apoyémoslos y oremos por ellos. Saquémonos las máscaras del «todo está bien» y admitamos que la vida puede ser terriblemente trágica.
Y cuando veamos a un joven luchando, seamos duros con el pequeño fariseo que llevamos dentro. Demostremos tener un alma grande y hablémosles al corazón, ofreciéndoles esperanza. Amémoslos sinceramente. Después de todo, ¿y si se van? ¿Qué desearíamos haber hecho?