“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Rom. 12:3).
Dios dijo: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu
sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes
te pondré para que miren en ti” (Eze. 28:17). Lucifer se autoengañó al creer que
era mayor de lo que realmente era. Cuando dijo en su corazón: “Seré semejante
al Altísimo” (Isa. 14:14), reveló ambiciones egoístas al reclamar derechos que él
no tenía. El autoengaño y las ambiciones egoístas eran dos rasgos del corazón
caído de Lucifer.
Estos textos sobre la caída de Lucifer deben decirnos que, en muchos sentidos,
el pecado original es el del narcisismo, que un diccionario define como
“fascinación desmesurada con uno mismo; amor propio, vanidad”. ¿Qué rasgos,
en todo ser humano caído, podrían ser mayores indicadores de autoengaño
que estos?
Sin embargo, estos rasgos son más comunes de lo que creemos. Nabucodonosor
pensó con arrogancia que era mayor de lo que realmente era (Dan.
4:30). Los fariseos también llegaron a creer en esta fantasía seductora (ver
Luc. 18:11, 12). La riqueza también puede conducir a este mismo engaño si no
somos cuidadosos. Lee 1 Timoteo 6:10. ¿A qué peligro se refiere Pablo? ___________________________________________________________
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Pablo aconseja a Timoteo que se guarde de muchos tipos de gente mala
(2 Tim. 3:1-5), incluyendo a los “amadores de los deleites”, o del dinero. Este
amor al dinero puede alentar el exceso de confianza y una actitud grandilocuente
de ensimismamiento y presunción. Esto se debe a que el materialismo
impone, a las personas que tienen grandes posesiones, un excesivo sentido
de importancia. Cuando uno tiene mucho dinero, es fácil tener un concepto
más elevado de uno mismo que el que debiera. Al fin y al cabo, todos quieren
ser ricos, pero solo unos pocos lo logran. Por lo tanto, es fácil que los ricos se
vuelvan orgullosos, jactanciosos y egoístas. Lee Filipenses 2:3. ¿Dé qué modo este versículo nos ayuda a entender por qué el materialismo, y las actitudes que este puede fomentar, son tan incompatibles con el ideal cristiano?
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Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2018.
1er trimestre 2018
“MAYORDOMÍA: LAS MOTIVACIONES DEL CORAZÓN”
Lección 1: «LA INFLUENCIA DEL MATERIALISMO»