«Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio» (Proverbios 19: 20, NVI).
¿TE HAS DETENIDO alguna vez a pensar cuánto les debes a tu papá y a tu mamá? ¿Mucho? ¿Poco? ¿Qué crees? A ver, vamos a pensar un poco en cuánto han invertido en ti. Desde antes incluso de que nacieras, ya tuvieron que gastar dinero en ecografías y en preparar tu cunita… Más todos los mareos que tuvo mami cuando estaba embarazada. Después, el parto, que no es fácil. Y una vez estabas aquí, darte la lechita y la comidita, levantarse por la noche cada vez que llorabas, cambiarte muuuuuchos pañales, el cochecito para la calle, las inyecciones del doctor, tus libros, lapiceros y cuadernos, tus juguetes y muñecos. . . ¿Te imaginas más o menos a qué cantidad asciende la inversión que tus papis han hecho en ti?
Hay un joven que no tiene que imaginárselo porque lo sabe. Su mamá sacó la cuenta y le pasó una factura. ¿por qué? Porque esta mamá se dio cuenta de que su hijo era un desagradecido, que no valoraba nada de lo que sus papás hacían por él. Así que le entregó una hoja con las cantidades que invirtieron en él durante el último año: Internet, cable, luz, gas, estudios, transporte, regalos, ropa, comida, etcétera. ¿Sabes a cuánto ascendió la factura? Piensa una cifra. Exacto, la cifra del título del devocional de hoy: 39,254, 17 dólares. ¡En un año! ¿Te parece mucho o poco? ¿Crees que esa cantidad se parece a la que han gastado tus papás en ti en el último año? Quizás les puedes preguntar, a ver qué te dicen.
¿Sabes una cosa? Tus papás no te van a echar en cara lo que invierten en ti, porque invertir en ti es invertir en ellos mismos. Tú eres lo más importante para ellos en la vida, y quieren verte feliz. Pero eso no significa que tú no debas ser agradecido. Que ellos lo hagan porque te aman no quiere decir que estén obligados a hacerlo y que estén contentos sin que nadie les dé las gracias ni valoren sus esfuerzos. El joven de nuestra historia se dio cuenta, cuando vio la factura, de que había sido un desagradecido con sus padres y decidió cambiar. Ahora valora más todo lo que recibe de ellos. También los ayuda en lo que puede. ¿Qué te parece si haces tú lo mismo?