PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “En la transgresión de la Ley, no hay seguridad
ni reposo ni justificación. El hombre no puede esperar permanecer inocente
delante de Dios y en paz con él mediante los méritos de Cristo mientras continúe
en pecado” (MS 1:250).
“Pablo desea que sus hermanos comprendan que la gloria de un Salvador que
perdona los pecados daba significado a todo el sistema judío. Deseaba también
que comprendieran que, cuando Cristo vino al mundo y murió como sacrificio a
favor del hombre, el símbolo se encontró con la realidad simbolizada.
“Después de que Cristo murió en la Cruz como ofrenda por el pecado, la
ley ceremonial ya no podía tener vigencia; sin embargo, estaba relacionada
con la Ley Moral y era gloriosa. El conjunto llevaba el sello de la Deidad, y
expresaba la santidad, justicia y rectitud de Dios. Y, si fue glorioso el ministerio
de la dispensación que iba a desaparecer, ¿cuánto más debía ser gloriosa la
realidad cuando Cristo fue revelado al dar su Espíritu vivificador y santificador
a todos los que creen?–“Comentarios de Elena G. de White”, Comentario bíblico
adventista, t. 6, p. 1.095. PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
“En 7:25, el apóstol escribe: ‘Yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios,
mas con la carne a la ley del pecado’. Este es el pasaje más claro de todos y de
él aprendemos que una misma persona (creyente) sirve al mismo tiempo a la Ley
de Dios y a la ley del pecado. Es al mismo tiempo justificado, no obstante pecador
(simul iustus est et peccator); porque no dice: ‘Mi mente sirve a la Ley de Dios’; ni
dice: ‘Mi carne sirve a la ley del pecado’; sino que dice: ‘Yo mismo’. Es decir, todo
el hombre, la misma persona, está en esta doble servidumbre. Por esta razón, le
agradece a Dios por servir a la Ley de Dios y le ruega misericordia por servir a la ley
del pecado. Pero nadie puede decir que una persona carnal (inconversa) sirve a la
Ley de Dios. El apóstol quiere decir: Como verán, es así como dije antes: los santos
(creyentes) son pecadores y al mismo tiempo son justos. Son justos porque creen en
Cristo, cuya justicia los cubre y les es imputada. Pero son pecadores por cuanto no
cumplen la Ley, y todavía tienen deseos pecaminosos. Son como los enfermos que
son atendidos por un médico. Están realmente enfermos, pero esperan mejorar, y
ya están empezando a sentirse bien. Están a punto de recuperar la salud. El mayor
daño que podrían sufrir estos pacientes es afirmar con arrogancia que están bien,
porque sufrirían una recaída que es peor (que su primera enfermedad)”.–M. Lutero,
Commentary on Romans, pp. 114, 115. ¿Estás de acuerdo con lo que dice Lutero o
disientes de él? Fundamenta tus respuestas en la clase.